Vol. 10. N° 2
Julio - Diciembre del 2021
ISSN Edición Online: 2617-0639
https://doi.org/10.47796/ves.v10i2.565
ARTÍCULO ORIGINAL
La primera ola pandémica en perspectiva de historia conectada y
glocal
The
first pandemic wave in perspective of connected and glocal history.
Celia Cristina
Basconzuelo[1]
https://orcid.org/0000-0001-9005-7227
cbasconzuelo2003@yahoo.com.ari
Aceptado: 01/12/2020
Publicado online:30/09/2021
RESUMEN
¿Cuáles fueron las
acciones que conectaron a las sociedades aún distantes entre sí, a medida que
iban siendo atravesadas por el virus Covid-19? ¿Emergieron tensiones no
sanitarias en el marco de la expansión de la pandemia? ¿Qué experiencias
situadas de la pandemia ameritan focalizar en adaptaciones locales respecto de
acciones emprendidas por los gobiernos y administraciones subnacionales? Este
artículo responde a dichas preguntas mediante un análisis histórico de la
pandemia provocada por la propagación del virus Covid-19. A partir de la
complementación entre la perspectiva de historia conectada y la historia glocal
se examinan algunas prácticas que circularon y atravesaron de manera sincrónica
las sociedades pertenecientes al mundo globalizado, se analizan algunas
experiencias situadas de la pandemia y se problematiza sobre la glocalización.
Finalmente, se concluye que hubo una aceleración y profundización de las
prácticas virtuales de comunicación y los Estados nacionales asumieron
competencias en biopolítica. Sin embargo, algunos indicadores de análisis como
las políticas de cuarentena exponen los matices locales, evidencian las
tensiones y fundamentan la importancia de revisitar las historias situadas de
la pandemia.
Palabras clave: Pandemia –
COVID-19- Historia – Conectada- Glocal
ABSTRACT
What were the
actions that connected the societies still distant from other, as they were
being affected by the Covid-19 virus? Did unhealthy tensions in the context of
the spread of the pandemic? What situational experiences of the pandemic merit
focusing on local adaptations regarding actions undertaken by governments and
subnational administrations? This article answers these questions through a
historical analysis of the pandemic caused by the spread of the Covid-19 virus.
From the complementation between the connected history perspective and glocal
history, some practices that circulated and crossed synchronously the societies
belonging to the globalized world are examined, some situated experiences of
the pandemic are analyzed, and glocalization is discussed. Finally, it is
concluded that there was an acceleration and deepening of the virtual
communication practices and the nation-states assumed competencies in
biopolitics. However, some analytical indicators such as quarantine policies
expose local nuances and show the tensions and substantiate the importance of
revisiting the situated histories of the pandemic
Keywords: Pandemic - COVID-19- History -
Connected- Glocal.
INTRODUCCIÓN
La historia conectada comienza a despertar interés como
perspectiva de análisis en los inicios del siglo XXI.[2]
Se focaliza en aquellos actores, ideas o prácticas que circulan en espacios y sociedades,
cercanas o distantes y generan conexiones, de manera que un mismo fenómeno
adquiere dimensiones policéntricas. (Chartier, 2001; Robertson, 2003; Bertrand,
2015; Subrahmanyam, 2020) Se interesa en la búsqueda de interrelaciones que
conectan sucesos locales, regionales y globales. (Douki y Minard, 2007;
Stanziani, 2018)
Desde
una óptica próxima a ese campo de estudio y, a la vez, diferenciándose de la
historia global[3], se desenvuelve la historia glocal que,
según Roger Chartier (2001), concierne a “los procesos por los cuales
referencias compartidas, modelos impuestos, textos y bienes circulantes a
escala planetaria son apropiados para tener sentido en un tiempo y lugares
particulares” (p. 123). Dicha propuesta historiográfica busca recuperar la
diversidad de lo local, aunque sin oponer lo micro con lo macro. (Carzolio,
2020)
A
partir de estas consideraciones preliminares se advierte la complementariedad
entre ambos enfoques y la factibilidad de su aplicación para analizar algunos aspectos
del proceso histórico abierto tras el desencadenamiento de la primera ola
pandémica. En esta línea se sitúa el presente artículo cuyo propósito general es
analizar prácticas predominantes[4]- que circularon y conectaron las
sociedades a escala global y, a su vez, identificar otras que se hicieron visibles
en escalas locales, y por ello son constitutivas de las historias situadas de
la pandemia.
En
efecto, el 11 de marzo de 2020 será recordado como una fecha clave en el
calendario de los eventos epidémicos contemporáneos y como el acontecimiento
mundial más importante en el inicio de la segunda década del siglo XXI. Ese
día, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de
la Salud (en adelante OMS), anunciaba desde Ginebra que la epidemia del coronavirus
Covid-19 -una nueva cepa identificada dentro del grupo,
pero no detectada en humanos con anterioridad[5]- adquiría estatus de pandemia[6]. El virus ya se había expandido a escala
planetaria, acelerado por las dinámicas de la movilidad de personas en un mundo
global interconectado.
Mientras
las investigaciones emprendidas por organismos internacionales buscaban
afanosamente desentrañar -y aún hoy continúan- el origen del virus, aunque los
datos más evidentes lo sitúan en la ciudad china de Wuhan,[7]
los estudios científicos avanzaban en diversas líneas. En el campo de las
ciencias sociales, ese acontecimiento histórico despertó interés de inmediato y
comenzaron a producirse ensayos, artículos y publicaciones de distinto impacto
y alcance temático.
Rápidamente
se reflexionó sobre los evidentes trastornos que acaecían en un mundo
atravesado por la globalización (Agamben, Zizek y et al., 2020), las tensiones en
el sistema capitalista (Harvey, 2020); las conexiones entre pandemias y
capitalismo, indicándose las consecuencias ambientales y el manejo de los ecosistemas
(Molano Camargo, 2020); así como los efectos sociales de la virtualidad y el
impacto de las herramientas comunicacionales (Morero, 2020; Salvat Matinrey y
Aranda Martínez, 2020; Benavent, Castelló y Valderrama, 2020). Estuvieron en
discusión también los retos que atravesaban las naciones latinoamericanas
(Casilda Béjar, Ocampo, Alcántara, et al, 2020; Acha, 2020) y toda la comunidad
internacional. (Daston, 2020) Se realizaron comparaciones con epidemias
anteriores (Álvarez, 2020; López Campillay, 2020; Greif, 2020) y se trazó un
cuadro imaginario acerca de cuál sería la agenda mundial post-pandémica.
(Batthyány y Torres, 2020; Grimson, 2020). Algunos escritos se interrogaron
acerca de la viabilidad de continuar pensando en términos globales, cuando la
crisis pandémica ha revelado la importancia de las relaciones locales.
(Wieviorka, 2021) Respecto de las producciones en el campo historiográfico, las
mismas se expresaron acerca de las diferencias y similitudes con otras pandemias
(Barona, 2020; Martínez y Cucunuba, 2021), las políticas de cuarentena (Ortuño
Arregui, 2020) y la focalización en algunas grandes epidemias (Kreibohm, P.
(2020), entre otras.
El
listado de producciones es cada día más creciente. Centros de estudios
internacionales, como L'ecole des Hautes Études en Sciences Sociales contienen
páginas específicas donde se recogen las investigaciones nacionales y globales.[8] La propia OMS, en su sitio oficial,
aloja una sección especial dedicada a seguir la evolución del virus, y en ese
marco un área remite al continente americano.[9] Del mismo modo, en Argentina, el CONICET
contiene un sitio especial con las producciones que sobre el tema han realizado
investigadores y becarios en el transcurso de estos dos años.[10]
Sin
embargo, no se advierte en todo el campo de la producción histórica un abordaje
de la Covid-19 desde la perspectiva de la historia conectada y en
complementariedad con el enfoque glocal. Recuperando pues ambas líneas de
abordaje se emprende esta investigación que comprende la primera etapa de la
pandemia, enmarcada entre los meses de marzo y diciembre de 2020; es decir, desde
el anuncio mundial a cargo de la OMS hasta el momento en que el Reino Unido se
convirtió en el primer país en desarrollar una vacuna.
Los
siguientes interrogantes encauzan el estudio en particular: ¿cuáles fueron las
acciones que conectaron a las sociedades aún distantes entre sí, a medida que
fueron atravesadas por el virus Covid-19? ¿Emergieron tensiones no sanitarias
en el marco de la expansión de la pandemia? Por otra parte, ¿qué experiencias
situadas ameritan focalizar en las acciones emprendidas por los gobiernos y
administraciones subnacionales?
Para
su desarrollo, el artículo se halla estructurado en tres apartados. En el
primero, se describe la metodología empleada, las dimensiones de análisis e
indicadores propuestos y las técnicas para el tratamiento de los datos
recolectados. En el segundo, se presentan los principales resultados sobre la
base de las fuentes analizadas y las entrevistas realizadas. El tercero discute
las problemáticas planteadas a lo largo de tres sub apartados donde se abordan
respectivamente las prácticas de la virtualidad ampliada, la resignificación
del rol del Estado y las tensiones en el plano económico y social derivadas de
la adopción de las políticas de cuarentena. Finalmente, se presentan las
conclusiones.
MATERIALES Y MÉTODOS
Este
trabajo propone una combinación de perspectivas de abordaje aproximando así la historia
conectada y la historia glocal, para ser aplicadas al estudio de la primera
etapa de desarrollo de la actual pandemia. En razón de este marco analítico se
procedió a seleccionar dimensiones que permitieran focalizar en las conexiones
entre las sociedades que se vieron afectadas por la propagación progresiva del
virus, y reparar en otras que mostraban las dinámicas glolocales, sin
desconocer que existen otras magnitudes de igual relevancia para su estudio.[11]
La primera dimensión de análisis comprende las prácticas
conectadas y fue desagregada en dos indicadores: prácticas comunicacionales y
resignificación del rol del Estado. La segunda dimensión trabaja en cambio con
las prácticas situadas, y se concentró en aquellas acciones que en el plano de
las políticas de cuarentena asumieron características diferenciadas en algunas
escalas locales, situación que generó tensiones no solo en el plano económico
sino también social.
Este
trabajo se elaboró con un diseño y estrategia metodológica cualitativa. Las fuentes
de la información fueron bibliográficas, periodísticas, informes técnicos de la
CEPAL y sitios oficiales en internet. Las redes sociales (Facebook e Instagram)
aportaron información secundaria. La recopilación documental se complementó con
entrevistas estructuradas.[12] Para éstas se tuvo en cuenta que el
propósito consistía en arrojar luz sobre la situación pandémica en escalas
locales, por lo que interesaba averiguar la visión de la persona entrevistada.
La fase de preparación de la entrevista consistió en el diseño de un cuestionario
con preguntas que atendían a las problemáticas planteadas, de manera que al
recuperar la dimensión subjetiva testimonial se pudiese problematizar la
experiencia situada del entrevistado/a, las notas distintivas locales y, al
mismo tiempo, la percepción acerca de las interdependencias con la crisis
pandémica global. Todo ello abría la posibilidad de entrever a partir de esos
testimonios algunas tensiones que las fuentes documentales por su parte no ponían
en evidencia.
El
cuestionario comprendió de manera común preguntas introductorias (edad,
profesión, características de la ciudad de residencia) y preguntas directas.
Éstas se correspondían con dos áreas temáticas: 1- ¿qué herramientas
comunicacionales se emplearon en su comunidad relacionadas con la pandemia? 2-
En su ciudad, ¿se aplicaron medidas de cuarentena? ¿Cuáles? Fueron
entrevistados cinco ciudadanos en total, todos mayores de edad, de distintas
profesiones, residentes en ciudades metropolitanas e intermedias, cuidándose la
representatividad de género: dos hombres y tres mujeres. El criterio del
muestreo cualitativo fue recolectar testimonios de ciudadanos de países
pertenecientes a los continentes donde la pandemia registró alto impacto en
orden sucesivo, es decir, el Extremo Oriente asiático, Europa Occidental y
América latina. Se contactó a los entrevistados a partir de una relación previa,
teniendo en cuenta la amistad personal y/o académica. Los países referenciados
a través de ellos fueron China, Suiza, Gran Bretaña y Brasil ya que
representaron modalidades diferentes de la gestión estatal en materia
epidemiológica. Respecto de los reparos éticos, todos los entrevistados
consintieron la utilización de sus respuestas para este trabajo, así como la
mención de sus nombres de pila en el texto.[13]
Los
testimonios fueron recogidos manera virtual durante la primera ola pandémica,
es decir, mientras se hallaba vigente la política de cuarentena, en el mes de
mayo de 2020. En atención a estas restricciones de movilidad se confeccionó
desde Argentina el cuestionario, se envió con antelación y se registró la
entrevista mediante grabación magnetofónica. Luego, para el proceso de análisis
del material recolectado se procedió a la transcripción de la grabación sonora.
Finalmente, en la instancia de interpretación advertimos ideas y conceptos
centrales y agrupamos aquellos que remitían a los aspectos diferenciales que
nos permitieron recuperar las dimensiones situadas.
RESULTADOS
La
posibilidad de un evento pandémico había sido planteada hace unos años atrás en
ocasión de celebrarse foros internacionales dedicados a analizar la situación
epidemiológica mundial.[14] Sin embargo, resultaba impensable la
rapidez que podía alcanzar su propagación en un mundo interconectado a escala
global. Un conjunto de científicos advirtió en la revista Lancet acerca del
evento, el 30 de enero de 2020 a través de un artículo de autoría colectiva, firmado
por 29 investigadores chinos. Allí se presentaban los resultados de un estudio
realizado a un grupo de pacientes ingresados en un hospital de la ciudad de
Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la República Popular China.[15]
Entre
el anuncio de la pandemia y el hallazgo de la primera vacuna contra el Covid-19
transcurrió poco menos de un año. En efecto, en coincidencia con la fecha de la
publicación de Lancet, el Comité de Emergencias de la OMS emitió una
declaración pública donde se mencionaba “la existencia de un riesgo de salud
pública de interés internacional”.[16] Pero, recién dos meses después, el 11
de marzo, el director del organismo caracterizó la situación sanitaria mundial
y anunció el estado de “pandemia”. En medio de su alocución expresó acerca de
la novedad del virus: “Esta es la primera pandemia causada por un coronavirus”;
y agregó luego, “hemos hecho un llamamiento a los países para que adopten
medidas urgentes y agresivas”. Para entonces ya se reportaban 4.291 muertos y
118.000 casos presentes en 114 países.[17]
Epicentro de numerosas críticas por la demora en emitir la alerta mundial, así
como por las recomendaciones cambiantes respecto de las medidas sanitarias, el
mismo organismo comunicó el 31 de diciembre que autorizaba “para uso en
emergencia” la primera vacuna de ARN mensajero contra la COVID-19, producida
por Pfizer/BioNTech, a la vez que hacía un llamamiento para el acceso mundial y
equitativo de ese hallazgo científico.[18]
La
pandemia acusaba cifras diarias que se reportaban en cada país y comuna con el
número de muertos, infectados y recuperados que permitieron ir construyendo
curvas epidemiológicas.[19] El oriente asiático, el occidente
europeo, el continente americano y en menor medida África se situaron como los
escenarios paulatinamente alcanzados por el virus.[20]
En el continente antártico los registros fueron ínfimos[21],
menos aún en varias islas donde sus porcentuales son bajísimos, entre ellas, Islas
Cook, Samoa Americana, Palau, Santa Elena, Isla de Pascua e Islas Marshall.
En
ese contexto, se vio resignificado el rol del Estado en materia de biopolítica,
con su intervención en un conjunto de novedosas regulaciones sociales, por lo
que simultáneamente se disponían medidas de confinamiento de las personas en
gran parte de las sociedades afectadas por el virus. Mientras eso acontecía una
práctica comenzó a desenvolverse y extenderse a escala global que hizo de la
tecnología comunicacional una herramienta para la conectividad virtual.
Rápidamente el uso de distintas plataformas impactó en distintos campos -educativo,
laboral, científico, en los contactos interpersonales, etc., mientras la
novedad consistía en la reconversión de la modalidad de trabajo presencial a la
modalidad remota. Fue entonces su aceleración y uso intensivo la principal nota
de cambio en este contexto pandémico, ya que el empleo de herramientas
virtuales venía desarrollándose en las sociedades contemporáneas desde hace
décadas.
Si
bien estos aspectos fueron compartidos por la mayoría de las sociedades
afectadas por el virus, la complementación con el enfoque de la historia glocal
mostró, en base a las entrevistas, la prevalencia de matices diferenciados
particularmente en materia de políticas de cuarentena. Por una parte, la
gestión de la información sobre el virus y la prevención sanitaria a cargo de
los gobiernos resultó en un mapa variopinto de estrategias comunicacionales,
aunque convergentes en el punto de crear una representación sobre la pandemia.
Por otro lado, la opción por aplicar o no las cuarentenas, y las modalidades en
su intensidad adquirieron color local, en la medida que algunas prácticas
aludían al empleo de herramientas de control sanitario para evitar la propagación
del virus, y en este punto también se abrió un arco de situaciones diferentes
entre políticas más propiciadoras de la libertad de tránsito que otras, mientras
en otros lugares del planeta se desalentaba cualquier política de
confinamiento.
Esta
lectura de lo peculiar podría interpretarse en tiempo presente y atribuirlo a
decisiones políticas frente a la emergencia sanitaria o al mismo tiempo reparar
en una clave histórica y de ese modo concluir que esos matices escalares
descansaban en las dinámicas políticas y societales construidas en el tiempo. En
efecto, esas historias situadas de la pandemia se explicaban a partir de la
pervivencia de tradiciones culturales, legados participativos, actitudes
cívicas, perfiles político-ideológicos de los elencos gobernantes y características
económicas y sociales estructurales. Cada una de estas dimensiones resultó
interpelada por la crisis pandémica; de manera que las prácticas novedosas de
la virtualidad extendida o bien la gestión estatal acentuada en materia sanitaria
encontraron límites o márgenes más amplios de acción como así también de
resultados, conforme no solo el avance o regresión de las cifras epidemiológicas
de cada escala, sino también en relación con la trayectoria histórica previa de
cada sociedad. Todo ello contribuye a delimitar un campo de problemas que
demuestra la acertada opción metodológica por articular un enfoque conectado y
la perspectiva glocal para el estudio de la pandemia desatada en el año 2020,
que aún continúa.
DISCUSIÓN
La virtualidad conectada
y la experiencia situada
La
primera fase de la pandemia se desenvolvió durante la primavera del hemisferio
norte y el otoño del hemisferio sur. Entre marzo y abril de 2020 la mayor parte
de los países aplicaron entre marzo y abril una política sanitaria que
significó colocar a las poblaciones en “cuarentena”; una palabra que rememoraba
otros tiempos pandémicos y evocaba concretamente un “método de aislamiento de
individuos o comunidades para frenar los contagios” (Ortuño Arregui, 2020, p.
26).
En
ese contexto se produjo una repentina aceleración en el uso de la tecnología
virtual.[22] Así, la sociedad poscapitalista que algunos
imaginaron en los años noventa, dominada por el conocimiento, donde las
relaciones interpersonales y sociales estarían atravesadas fuertemente por la
virtualidad en tiempo real (Drucker, 1999), arribó repentinamente. Los recursos
tecnológicos experimentaron, en efecto, un uso intensivo, mientras las acciones
financieras de los creadores de sitios y plataformas por entonces más empleadas
cotizaban fuertemente en las principales bolsas del mundo.[23]
El uso de las redes, las aplicaciones, la robótica, las tecnologías de
avanzada, la inteligencia artificial, se intensificaron y mostraron a escala
planetaria la posibilidad de una interacción en sincronía temporal, aunque
mediados por la distancia espacial. Las informaciones que circulaban a nivel
mundial permitían contar con un registro diario de las víctimas del virus y
asimismo obtener un conocimiento anticipado de las lógicas del virus, lo cual hizo
posible entre otros aspectos, que los países del hemisferio sur pudiesen contar
con un panorama de la situación cuando ésta ya había avanzado
significativamente en el hemisferio norte.
Con
sorprendente rapidez, esas prácticas que conectaban a las personas en tiempo
real se impusieron tanto en el mercado de trabajo como en el ámbito educativo
ya que los primeros estudios científicos señalaban que la clave de la
propagación del virus estaba en la circulación de las personas. Tanto en el
plano laboral como educacional se venía aplicando la interacción virtual,
mediada por el uso de tecnologías de avanzada[24],
aunque sin ese ritmo de aceleración e intensificación que se vio durante el
tiempo pandémico. El teletrabajo fue aconsejado y adoptado en muchos países
como una estrategia, además, para disminuir las cifras de contagios al
suspender el encuentro interpersonal en los lugares de trabajo. En el sistema
educativo también se optó por la educación virtual en todos sus niveles y con
el mismo propósito.
Así,
la “sociedad red” de la que hablara Manuel Castells (1996), aceleró la faz
comunicacional a una escala y dimensión impensables. Para difundir masivamente
las informaciones sanitarias básicas se recurrió a herramientas
comunicacionales y a la virtualidad. La palabra y la imagen dieron forma a una
infografía que circuló en Oriente y Occidente, mediante carteles y flyers,
particularmente en los espacios públicos y en los medios de comunicación. En
occidente, y en los más diversos idiomas, se vio un discurso común donde
resultaba interpelado el individuo, de quien se esperaba una acción personal en
coherencia con el contexto de aislamiento inicial. Así, cobraron visibilidad
pública expresiones emblemáticas: “Quedate en casa”, “Reste á la maison”,
“Fique em casa”, etc. Las estadísticas actualizadas fueron parte de las
narrativas cotidianas acerca de la evolución de la epidemia en cada país y en
todo el planeta.
Ahora
bien, cabe preguntarse si en algunas sociedades la logística comunicacional que
atendía el amplio arco temático comprendido por la pandemia, desde la
prevención en materia sanitaria, las habilitaciones y prohibiciones hasta la
explicación de las medidas gubernamentales adoptadas, mostró una mayor
intensificación. En tal caso, ¿cómo lo percibieron sus ciudadanos? La respuesta
nos ubica en el continente europeo donde los casos iniciales, aunque escasos,
se reportaron en Francia[25] y Alemania, mientras un importante
brote se registró en el norte de Italia hacia fines de febrero de 2020[26] y cuando en China la tendencia
comenzaba a mejorar, particularmente desde el mes de marzo.
Nuestra
entrevistada residente en la ciudad suiza de Neuchâtel, comenta al respecto: “Se
hicieron afiches que iban cambiando de color según el período de gravedad y
tenían recomendaciones e indicaciones para que los ciudadanos supieran cómo
protegerse; se colocaban en todos los transportes públicos”. Por su parte,
nuestra entrevistada de la ciudad de Leeds recuerda: “Todos los días, a las
cinco de la tarde, había una conferencia de prensa con Boris Johnson, el
ministro de salud, médicos y los encargados de la logística (…) Los anuncios
explicaban las razones del porqué de este encierro”; y recalca además “al final
de cada una de esas informaciones siempre había una conferencia de prensa”.
Estas
experiencias y el análisis de las portadas y notas periodísticas de esa etapa
inicial pandémica sugieren que, si bien la información sobre el nuevo virus se
instaló socialmente y los medios oficiales amplificaron espacios cedidos a tal
fin, los recursos comunicacionales ganaron en complejidad y variedad ocupando
más intensivamente el espacio público societal en algunas sociedades más que en
otras, con un interés por llegar a la ciudadanía mediante mensajes precisos,
ilustrativos y educativos. Cabe agregar que en esas ciudades del mapa europeo
el transporte público es masivamente utilizado por quienes se desplazan hacia
sus lugares de trabajo.
El
análisis de la experiencia de la virtualidad amerita, por su parte, considerar también
los matices locales. Las desigualdades entre las sociedades más altamente
desarrolladas y tecnologizadas frente a las emergentes se hicieron tangibles.
En América latina, al interior de las propias fronteras nacionales, se
visibilizaron notorias asimetrías entre los habitantes de megaciudades y
aquellos residentes en pequeñas ciudades o en comarcas rurales aisladas donde es
limitado o bien inexistente el acceso a internet, por lo que se dificulta el
uso de plataformas y dispositivos tecnológicos digitales. (Ziegler, Arias
Segura, Bosio y Camacho, 2020; Bobadilla, Miño Vargas y Rago, 2020).
Esas
brechas digitales, ya existentes, aunque profundizadas por la pandemia,
incidieron en el modo diferencial que se desenvolvió el teletrabajo, con rápida
adaptabilidad en las sociedades altamente desarrolladas, mientras en los países
emergentes primero debieron diseñarse los dispositivos jurídicos.[27] (Weller, 2020) Precisamente, en su
Informe especial de 26 de agosto de 2020, la CEPAL examinaba el papel clave de
las tecnologías digitales durante la pandemia y ya comentaba acerca de la
situación diferencial entre los países de la región y al interior de los mismos
respecto del acceso y velocidad de las redes. El documento final proponía
“medidas en el área de la conectividad y la economía digital para una
reactivación inclusiva”.[28]
El retorno del Estado desde la experiencia
situada
Ante
el avance del virus y frente a la urgencia de dar respuestas inmediatas a la
situación pandémica desde la escala nacional, el Estado se posicionó -en
general- como actor central mostrando una enérgica capacidad para gestionar políticas
de salud pública. Este relanzamiento del rol del Estado tensionaba con una de
las lógicas del capitalismo y la globalización, en cuyo marco otros actores venían
ocupando posiciones relevantes como el mercado, las corporaciones, las
multinacionales, etc.
En
este sentido, una atención especial merecía los discursos políticos
presidenciales. Aún con sus matices locales, focalizaron en la dimensión
gerencial de los Estados frente al virus, en su compromiso con la salud
pública, en la valorización de sus agentes.[29]
En razón de las facultades asumidas, se habló de un “Estado de excepción”
(Agamben, Zizek, Nancy, et. al, 2020), lo cual se volvió tendencia inclusive en
países con sistemas democráticos y regímenes parlamentarios consolidados.
Ese
tipo de Estado, según Agambem (2003), creaba las condiciones jurídicas para que
el poder político ordenara la vida de los ciudadanos. La política sanitaria
aconsejada y adoptada por muchos países fue la cuarentena, aunque en este
aspecto hubo diversos de grados de aplicabilidad. Mientras algunos gobiernos
las adoptaron rápidamente e implementaron confinamientos estrictos, otros
permitieron ciertas movilidades, en tanto unos pocos optaron por evitarlas en
esta primera fase de la pandemia. En estos últimos se habló de practicar “el
aislamiento inteligente”.[30]
Una
vez en marcha la política de cuarentena, las libertades individuales, los
derechos constitucionales como el de trabajar y circular libremente dentro de
las fronteras de cada país, y el funcionamiento pleno y presencial de los
poderes republicanos, vivieron un paréntesis. Controles múltiples, a cargo de
fuerzas policiales nacionales o comunales, entes municipales de control, o del
propio ejército poblaron las calles, creando así postales urbanas inéditas y de
contraste con los tiempos democráticos normales. Se vieron tensionadas así las
ideas de seguridad sanitaria individual y colectiva frente a la libertad y
propiedad. Los Estados cerraron sus fronteras nacionales en una decisión
inusual y no registrada desde la Segunda Guerra Mundial. La política se trasladó
al interior de algunos de ellos, inclusive, de manera que se interrumpió la
circulación del transporte y de las personas. Asimismo, se abrió un paréntesis
en la cooperación internacional, al punto que los científicos debatieron sobre
las tensiones a las que estuvieron sometidas las relaciones multilaterales
cuando dominaron la escena las respuestas nacionales.[31]
Ahora
bien, esa experiencia ¿cómo se vivió en Oriente y en Occidente? En la
comparación de esas cuarentenas ¿pueden entreverse claves históricas y
dinámicas sociales específicas más allá de la situación epidémica compartida
con el mundo global?
Sergio,
visitó la ciudad de Fuzhou al iniciarse el Año Nuevo Chino. Allí, en la capital
de la provincia de Fujian, con características de ciudad costera, altamente
industrializada y con una población de 7,2 millones de habitantes, vivió la
experiencia de la pandemia y la aplicación de la cuarentena. En sus
palabras:
La
cuarentena comenzó el día 24 de enero. En la ciudad donde estábamos, a
diferencia de lo que se vio en la provincia de Hubei, teníamos una cuarentena
flexibilizada que nos permitía viajar dentro de la misma provincia, no se podía
viajar a otra, pero si dentro de la misma; se podía ir en auto sin necesitar
permisos. Lo primordial que se pidió fue el uso del barbijo quirúrgico. Y la
gente respetó muchísimo todo eso, también el tema del distanciamiento social,
ni las reuniones sociales, ni reunirse en los parques. Es más, hubo un tiempo,
un período de unos 25 días en los que los parques se cerraron, los lugares
turísticos también, pero se podía andar por la calle sin la necesidad de que
fuesen días pares o impares. Se controlaba mucho el tema de la temperatura; en
los barrios ocurría que cuando uno volvía a ingresar se controlaba si estaba bien,
también en los supermercados y en todos los locales donde uno iba se medía el
control de la temperatura.
Luciana,
reside en la ciudad de Neuchâtel, Suiza, donde la administración, la
agricultura y la relojería marcan la dinámica económica, a la vez que cuenta
con una universidad, mientras alberga 33.489 habitantes y dista 36 km. de
Berna, la capital de la Confederación de Cantones. Acerca de esos meses álgidos
de la pandemia comenta:
En
toda Suiza hubo cuarentena. Pero en ningún momento fue obligatorio porque aquí
no está en la constitución del país y por eso no se podía imponer. Entonces las
autoridades sugirieron que las personas permanecieran en sus casas. Comenzó
primero con los asilos, y ahí se cortaron las visitas de los parientes; después
suspendieron las clases (…) Funcionaban los supermercados, farmacias,
hospitales y atenciones de urgencia, también veterinarias, garajes, mecánicos;
todas las personas que trabajaban en la construcción civil y en las calles
continuaron trabajando, pero los negocios, restaurantes y cines fueron cerrados
(…) Nadie tenía prohibido salir a la calle, estaba aconsejado no hacerlo y las
personas realmente siguieron la regla. Cuando salían era para hacer compras,
pero nunca se precisó autorización ninguna. Todas las manifestaciones y las
actividades de verano, así como las fiestas nacionales y las fiestas regionales
fueron canceladas. Fue creado también un programa de rastreo que se podía bajar
al celular. El uso de mascarilla era obligatorio, pero solo en el transporte
público y en algunos cantones se pedía el uso de mascarillas para ingresar,
también en algunos establecimientos y tiendas, pero eso era en unas pocas
ciudades.
En el
Reino Unido la aplicación de la política de cuarentena fue más tardía, pues
inicialmente se promovió el aislamiento inteligente. ¿Cómo se vivió en la
ciudad de Leeds, que alberga una población de 789.194 habitantes y donde la
economía está dominada por el sector de servicios? María de los Ángeles relata:
Aquí
se tuvo la sensación que se cerró más tarde. Primero, a mediados de marzo, se
pidió a la gente que trataran de disminuir las salidas, que las personas
mayores de 70 años se quedarán sus casas. Recién se cerró oficialmente el 23 de
marzo cuando ya había algunos casos. Ese día fue el primer anuncio de Boris
Johnson que por 3 semanas se iniciaba una cuarentena y se dejaba abierto sólo
lo necesario como los comercios de proximidad. En las oficinas se pedía que se
hiciera el teletrabajo. Esa situación después fue extendida por 3 semanas más,
ya que durante los primeros días de abril fue cuando comenzó el pico. La
actitud del gobierno cambió bastante cuando Boris Johnson se enfermó, pero a
diferencia de otros países se respetaron las libertades. Otro detalle
importante es que aquí se apeló a la responsabilidad de todos, pero no hubo
como en el caso de Francia o de Argentina ningún tipo de permiso o papeles que
se exigiera a los ciudadanos, nunca vi que se detuviera a nadie ni que se le
aplicarán multas ni nada. En eso se respetó bastante el tema de la
libertad.
Estos
relatos que nos ubican en tres escenarios locales, en un caso se corresponde
con la realidad de un país comunista, en el otro autónomo y en el otro todavía
perteneciente a la Comunidad Europea, la cuarentena fue aplicada de manera
diferente. Las características de los regímenes políticos, las tradiciones
culturales y la disponibilidad de recursos estatales para emprender campañas de
concientización son dimensiones importantes para explicar esos contrastes. En
efecto, no fue lo mismo la vivencia de la cuarentena en sociedades donde se
aplicaron métodos de vigilancia digital, como el caso chino y en coherencia con
un modelo de Estado gobernado por partido único, frente a aquellas situaciones
donde una cultura cívica fundada históricamente en la preservación y defensa de
las libertades individuales y la insistencia en la responsabilidad ciudadana
sopesaron los controles y las disposiciones estatales, como en los casos suizo
y británico. No es objeto de este artículo evaluar los impactos en cifras de
estas políticas, un tema importante sin embargo para la historia demográfica y
que merecería ser abordado no solo teniendo en cuenta esta primera fase
pandémica, sino las sucesivos ciclos con el propósito de interpretar más
ajustadamente en qué medida ese comportamiento ciudadano se proyectó en cifras
promedio comparativamente aceptables, o bien despertaron una enorme
preocupación en los respectivos equipos gubernamentales al punto de aplicar
otras políticas como la exigencia de los pases sanitarios.
El
panorama en América del Sur fue más complejo. La muestra de dos testimonios no
solo a realidades contrapuestas sino el funcionamiento del sistema federal en
países con esa tradición. Brasil mostró la diversidad de políticas. Agripino,
explica cómo se vivó en Salvador de Bahía, ciudad metropolitana con una
población de 2.948.733 habitantes y con fuertes contrastes sociales:
Aquí
tuvimos la adopción de medidas de cuarentena. La primera característica es que
fueron tomadas de manera regional por los gobiernos de los Estados, cómo se vio
en Bahía, Río de Janeiro, San Pablo. Cada Estado y las prefecturas, es decir,
los gobiernos locales adoptaron sus medidas, porque el gobierno federal no
adoptó medidas en ese sentido. El gobierno se mostró contrario a las medidas de
cuarentena y de aislamiento social. Las medidas se caracterizaron también por
el cierre de los espacios públicos, como plazas y playas, y de actividades
consideradas no esenciales. Nosotros tuvimos la suspensión de las atenciones al
público, pero sin perjuicio de las entregas por lo que se desarrolló mucho el
delivery. Otra característica fue la restricción de las movilidades en la
circulación urbana y regional y en el escenario nacional con medidas
específicas para el uso del transporte público. La actividad turística tuvo un
impacto muy negativo. También hubo una interrupción de los ómnibus
intermunicipales y eso es importante destacarlo porque hay muchos municipios
que dependen de otras ciudades para proveerse de servicios y de productos
principales que se vieron muy afectadas.
Uruguay
fue un país señalado por la singularidad de la política oficial en materia
sanitaria. Patricia, residente en Montevideo explica cómo se implementaron allí
las medidas:
Aquí
en Uruguay hubo cuarentena, pero no obligatoria. Las características fueron
principalmente distanciamiento social, uso de tapabocas, lavado de manos y
evitar reuniones. Tuvo mucho que ver la responsabilidad de la población y
también ayudó que la densidad de la población es baja. Hubo también ayuda
económica para la gente con bajos recursos y los dirigentes políticos (senadores,
diputados y poder ejecutivo) se bajaron el sueldo. En julio empezaron las
clases de primaria y secundaria y nivel universitario parcialmente. Se abrieron
los centros comerciales y las actividades gastronómicas, como los hoteles, se
mantuvieron con protocolos.
Este panorama puede complementarse con el caso argentino, lugar
donde no se realizaron entrevistas.[32]
En este país rigió una cuarentena obligatoria a partir del 20 de marzo de 2020 mediante
un decreto de necesidad y urgencia (DNU) dictado por el Poder Ejecutivo
Nacional, N° 297/2020. En sus fundamentos declaraba: “A fin de proteger la
salud pública lo que constituye una obligación inalienable del Estado nacional
se establece para todas las personas que habitan en el país o se encuentren en él,
en forma temporaria, la medida de aislamiento social preventivo y obligatorio”.[33] Dicho decreto conocido por sus siglas
ASPO luego se complementó con la DISPO, Distanciamiento Social Preventivo y
Obligatorio, según decreto 956/2020. Mientras la primera abarcó inicialmente
todo el territorio del país y se mantuvo hasta el 26 de abril, a partir de esta
fecha se establecieron medidas de alcance provincial y territorial, de
aislamiento o distanciamiento, según los parámetros epidemiológicos de cada
lugar, y según decía en sus considerandos: “con el fin de no interrumpir el
suministro de productos y servicios esenciales y también para incorporar gradualmente
la realización de diversas actividades económicas y sociales en los lugares
donde la evolución de la situación epidemiológica lo permitiera”.[34]
En
síntesis, mientras la cuarentena fue una acción que conectó las experiencias de
millones de ciudadanos, su implementación adquirió matices escalares. Hubo
políticas de estricto confinamiento como se vio en Argentina durante varios
meses, semi-confinamiento como ocurrió en la mayoría de los países europeos y
de confinamiento localizado como en el caso brasileño. Por cierto, cabe
considerar las densidades poblacionales, pues no es lo mismo gestionar
mecanismos en un país de 3,4millones (Uruguay), de 8.545 millones (Suiza), de
66.65 millones (Gran Bretaña) y de 211 millones (Brasil). Por otro lado, la
instrumentación de estas medidas mostró cómo funcionó el sistema federal en
América del Sur. En Argentina, el gobierno nacional inicialmente avanzó con un
decreto de cumplimiento nacional y luego fue delegando a las provincias y
municipios la aplicación de medidas sanitarias más convenientes según la
evolución epidemiológica; en Brasil, el gobierno federal declinó toda adopción
de políticas de aislamiento social y fueron los gobiernos estaduales quienes
optaron o no por medidas de aislamiento.
Este
conjunto de situaciones que ha interpelado al Estado nacional y daba paso a un “tiempo
de lo estatal” como podríamos denominar, colocó a sus agentes ante desafíos
impensables que no solo derivaron en políticas públicas sanitarias de control;
también se vieron diversas acciones de apoyo, promoción o intervención al
interior del área sanitaria, como lo fueron las medidas que posicionaron a las
instalaciones hospitalarias públicas, y a la vez otras por fuera de este
sector. En este sentido, algunos Estados se mostraron más activos que otros en
alcanzar una soberanía científica-tecnológica, y gestionaron acciones más
comprometidas con el desarrollo de la ciencia y la investigación aplicada[35], mientras en otros fueron las
universidades privadas, los institutos de investigación y los laboratorios
privados quienes se mostraron más activos y recogieron los primeros resultados
exitosos. Claramente se vio iniciar una carrera entre los laboratorios más
prestigiosos -europeos, asiáticos- por el hallazgo de una vacuna que generase
inmunidad para alrededor de 7.700 millones de habitantes, que pueblan el planeta
tierra. En ese trayecto dos actores iniciales cobraron fuerte relevancia en
Europa: la Universidad de Yale y la de Oxford; mientras el Instituto Gamaleya
lo hacía en la Federación Rusa. Más allá de estas sensibles diferencias, un
común denominador recorría el campo de la investigación: los científicos
resultaron interpelados, consultados, convocados en algunos casos por equipos
gubernamentales, situación que los mostró muy activos como actores sociales
expertos.[36]
Las
tensiones en pandemia
Las
implicancias económicas derivadas de la implementación de políticas de
cuarentena se hicieron evidentes a escala planetaria. En líneas generales, los
gobiernos se vieron tensionados entre responder a la dinámica del capitalismo
-que en términos operativos significaba mantener activa la economía básica y el
consumo-, adoptar estrategias para mantener los sistemas sanitarios públicos en
disponibilidad y al mismo tiempo monitorear las fluctuaciones en las pirámides
demográficas que -cotidianamente en el orden mundial- daban cuenta de las
cifras que el virus se cobraba contabilizando muertos, contagiados y
recuperados.
En
torno a este eje temático, las historias situadas de la pandemia muestran
escenarios no solo diferenciales sino además asimétricos, por lo que deben
considerarse los matices locales. ¿Cómo se vivió ese proceso en los países
donde realizamos las entrevistas? En Suiza, nuestra entrevistada comenta:
Aquí
se promovió el teletrabajo. Pero, en el caso de aquellas personas que tenían
sus empleos en empresas más pequeñas como restaurantes, bares, salones de
belleza y negocios, como estaban cerrados, el Estado se responsabilizó por el
pago de ese salario. Entonces esos empleados fueron colocados a través de un
seguro de desempleo (chomage tecnique) que sería sólo para ese período. Las
fronteras con Francia, Alemania e Italia fueron cerradas, pero a las personas
que trabajaban del lado italiano, por ejemplo, el Estado se ocupó de ubicarlas
en hoteles para evitar que fueran y viniesen todos los días.
La
situación en Inglaterra es en parte diferente ya que enfrenta problemas de
precariedad laboral, particularmente dentro del grupo de extranjeros. María de
los Ángeles, residente en Leeds, comentaba:
El
problema económico se vio venir porque hay mucha gente que trabaja por su
cuenta, es decir, son autónomos, hay mucha precarización del trabajo que
involucra sobre todo a los extranjeros que trabajan por contrato, en razón del
día o por la semana. El Estado les dio a ellos la ATP, también para pequeñas
empresas y todos los que lo solicitaran; se les abonaba el 80% de los sueldos y
eso fue pagado regularmente. Lo que sí registró en aumento fue el banco de
alimentos y personas que antes tenían su trabajo y lo perdieron; aquí hay
enorme cantidad de centros de ayuda a la gente y locales donde venden productos
que son para estas ayudas. Estos centros trabajan con muchos voluntarios y
significa en realidad una forma de terciarizar la responsabilidad del Estado en
el plano de lo social.
Estos
testimonios muestran que conforme la epidemia avanzaba en las poblaciones los
Estados implementaron políticas de emergencia económica y de asistencia
mediante créditos orientados a sostener a las pequeñas y medianas empresas,
como así también medidas paliativas para frenar el desempleo. Ese proceso -todavía
se halla en curso- se explica no solo en función de las decisiones políticas,
sino también en referencia a la historia económica y financiera reciente de
esos países. Frente a las variables sensibles que se desestabilizaban, la mayor
capacidad de maniobra de los elencos estatales dependió fuertemente de la
coyuntura económica, de los índices de crecimiento y desarrollo sostenible y del
estado equilibrado de las arcas fiscales previos a la situación pandémica.
Mientras
en el continente europeo parecía resurgir una suerte de Estado providencia[37], con matices diferenciados según las
escalas nacionales, en América latina los rasgos de esa intervención estatal
fueron aún más variados. Aquí la situación pandémica encontró un cuadro previo
de desigualdad social, pobreza, indigencia, trabajo informal y en varios países
(tal el caso de Argentina) una abultada deuda externa.
La
CEPAL preveía en su informe de julio de 2020 que la tasa de desocupación
regional se ubicaría alrededor del 13,5% lo que representaba un alza de dos
puntos porcentuales respecto del mes de abril, y un incremento de 5,4 puntos
porcentuales respecto del valor registrado en 2019. Su pronóstico era todavía
más desalentador respecto de la actividad económica, la cual interpretaba bajo
un signo de contracción profundizada a causa de la pandemia con una caída de
-9,1% a lo largo de ese año.[38]
Algunos
gobiernos aplicaron políticas sociales paliativas. En Argentina, por ejemplo, se
instrumentó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), por decreto del
presidente Alberto
Fernández, fechado el 23 de marzo de 2020.[39] Se trató de un seguro social para los
trabajadores informales, monotributistas sociales, personal doméstico y
beneficiarios de planes sociales anteriores que se vieron imposibilitados de
continuar con sus actividades debido al aislamiento social y obligatorio que
decretó el gobierno diez días antes a causa de la pandemia de COVID-19. Alcanzó
a nueve millones de personas.
Simultáneamente,
otros actores sociales intervinieron en el escenario social pandémico. Allí
donde el Estado no consiguió llegar de inmediato, vio activarse un tejido
solidario de base con múltiples acciones colectivas. Hubo redes comunitarias
que operaron con un mayor o menor nivel de institucionalización, como en el
caso de los voluntariados, los comedores en villas de emergencia y barrios
carenciados, los fondos y donaciones de distintas entidades de bien público y
gremiales, así como también -en algunas ciudades- el trabajo asociativo entre
las universidades públicas, los gobiernos municipales e inclusive fuerzas
policiales y militares.[40]
Ahora
bien, entre el freno de la economía y el paréntesis en el ejercicio de las
libertades civiles se creó un arco de tensiones sociales que no tardaron en
manifestarse en la forma clásica de las protestas. Se enarbolaron repertorios y
demandas anti-cuarentena. Por caso, los rancheros, sheriffs y políticos en el
Estado de Idaho (oeste de los EEUU),[41]
los 10.000 ciudadanos movilizados en Tel Aviv en contra de la política del
primer ministro israelí Benjamin Netanyahu[42].
El 29 de agosto de 2020, miles de personas se manifestaron en Berlín, París,
Copenhague y otras ciudades de Europa en contra de la cuarentena por la
pandemia y el uso obligatorio de barbijos en espacios públicos, en un momento
en que se registraban los rebrotes de contagios.[43]
Latinoamérica no fue ajena a ese escenario de protestas que cuestionaban el
manejo de la crisis sanitaria.[44] En Argentina, diversas marchas
anti-cuarentena fueron movilizadas por activistas en las redes sociales,
dirigentes de los partidos de oposición y ciudadanos disconformes por la
parálisis de las actividades económicas.[45]
Más
allá de estos segundos actores y de la interpelación que era objeto el Estado
nacional, las movilizaciones hacían visibles en el espacio público a los ciudadanos,
marcando de ese modo una diferencia con otros ciclos de protestas anteriores a
esa fase pandémica donde los protagonistas de las demandas fueron mayormente
movimientos sociales u organizaciones de la sociedad civil, lo cual amerita
futuras investigaciones que focalicen en estas diversas experiencias ciudadanas
contestatarias.
CONCLUSIONES
El
artículo analizó un evento de la historia reciente, la primera fase de la
actual pandemia, a través de la complementación entre el enfoque de historia
conectada e historia glocal. En atención a ello se escogieron dos dimensiones
de análisis que permitieron, por un lado, dar cuenta de prácticas conectadas y,
por el otro, problematizar experiencias situadas a partir de una
complementación entre fuentes documentales y entrevistas estructuradas.
Así
se mostró la circulación de una idea en común: la adopción sincrónica y global
de las conectividades complejas. Dicha práctica vino a acelerar, más que
introducir un cambio rotundo, respecto de un proceso que caracterizaba el mundo
globalizado con una trayectoria previa en materia de interconexión y aplicación
de la tecnología. Lo novedoso fue su impacto en el ámbito educativo y laboral. Asimismo,
cobró resignificación el rol del Estado en el área de la biopolítica como actor
central y gerencial en materia de plantear estrategias para encarar la
pandemia.
Sin
embargo, tanto en un plano como en el otro se advirtieron matices diferenciados
en el que mucho contribuyeron a explicar los testimonios recolectados y la
reflexión histórica acerca de los contextos previos a la pandemia. Las escalas
locales, redimensionadas, por su parte, desde el momento que las políticas de
cuarentena significaron -en general- una retroversión de la vida cotidiana al
ámbito familiar y al marco de la ciudad que se habitaba, mostró las magnitudes
diacrónicas de los aspectos analizados. Una sociedad global interconectada y
atravesada al mismo tiempo por la pandemia dejó al descubierto, sin embargo,
los trayectos diferenciales y desiguales recorridos respecto del desarrollo
tecnológico y digital entre sociedades altamente evolucionadas frente a las
emergentes. La globalización de un mismo virus mostró, por tanto, asimetrías en
la capacidad de las naciones -y pese al activo papel gestor estatal en muchas
de ellas- para sostener variables económicas de gran impacto en la vida de los
ciudadanos como el empleo.
El
evento epidemiológico desatado en 2020 -todavía en curso- resulta de una
configuración sumamente compleja. Por tanto, son las historias situadas en las múltiples
escalas -locales, regionales, nacionales- las que aluden a una cartografía
diversa acerca de cómo se enfrentó un mismo virus en un contexto pandémica
global. Las tensiones que devinieron en ese marco y tras la “nueva normalidad” constituyen
un debate todavía en ciernes.
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[1] Universidad Nacional de Río Cuarto. ISTE-CONICET
República Argentina.
[2]
Bertrand (2015) atribuye al historiador Serge Gruzinski el haber empleado el
término “conexiones” en la revista francesa Annales, sentando las bases de este
enfoque; en tanto Coelho Prado (2011) considera que fue el historiador indio
Sanjay Subrahmanyam, quien amplió su sentido y alcances. Chartier (2001) sitúa
en cambio los inicios en una jornada debate que tuvo lugar en mayo de 2000 y es
autor de un excelente comentario acerca del aporte de los autores en cuestión.
[3] Esta corriente se ocupa
de “la sincronización y el encadenamiento que registran símiles trayectorias
históricas en un contexto de globalidad" (Fazio Vengoa y Fazio
Vargas, 2018, p. 17). Emplea abordajes comparados. (Carzolio, 2020)
[4] La noción de prácticas se inspira en los trabajos de Pierre
Bourdieu (1994).
[5] Según la OMS “los coronavirus (CoV)
son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el
resfriado común hasta enfermedades más graves. El SARS-CoV-2 es el virus
causante de la enfermedad pandémica actual. Véase Organización Mundial de la Salud. (s.f.) Coronavirus. Consultado
el 20 de junio de 2020. https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus
[6] La palabra pandemia tiene su raíz etimológica del griego
(“pan”, todos y “demos”, pueblo). De acuerdo con la RAE significa una
“enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos
los individuos de una localidad o región”. Véase https://dle.rae.es/pandemia
[7] Véase el informe de la BBC News
(9/2/2021). BBC News Mundo. (2021, 9 de febrero). Coronavirus en
China: 4 datos sobre el origen de la pandemia revelados por la OMS tras su
misión en Wuhan. BBC News. https://www.bbc.com/mundo/noticias-56000244
[11] Otras dimensiones que
merecerían un estudio en profundidad y a escala local serían: el impacto del
confinamiento en las cadenas globales y regionales de
producción; la contracción del flujo turístico mundial; el impacto
ambiental ante la disminución en el flujo de personas; la política exterior y
los bloques regionales, protestas sociales, entre otras. Para el caso
latinoamericano, la agenda incluye además ejes problemáticos tales como
territorialización de la pobreza, agudización del desempleo, regresión o
lentificación del crecimiento económico.
[12] Para su diagramación y operatividad se siguió a Valles (2002).
[13] Los entrevistados fueron Sergio (20 años), comerciante,
hijo de padre chino y madre argentina, residente en Argentina quien visitó la
ciudad de Fuzhou (China) al iniciarse la fiesta del Año Nuevo en ese país.
Luciana (49 años), es administrativa contable en la ciudad suiza de Neuchâtel. María de
los Ángeles (55 años), traductora de francés, reside en la ciudad de Leeds, en
la zona norte de Inglaterra. Agripino (42 años), profesor universitario, reside
en la ciudad de Salvador de Bahía, Brasil. Finalmente, Patricia, médica, 55
años, habita en la ciudad capital de Montevideo, Uruguay.
[14] En el
2016, la Comisión sobre el Marco Global de Riesgos de Salud para el Futuro (GHRF) pronosticó que el mundo se enfrentaría a cuatro
pandemias o más en
los próximos 100 años. En el 2018, la OMS alertó del próximo advenimiento de la enfermedad X,
una patología causada por un virus todavía no identificado que podría provocar
la siguiente gran epidemia. Véase Raffio, V. (2020, 28
de marzo). Coronavirus: una pandemia anunciada pero impredecible. El
periódico. https://www.elperiodico.com/es/ciencia/20200328/se-podria-haber-previsto-pandemia-coronavirus-7907323
[15] El estudio relataba un grupo reciente de casos de
neumonía causado por un nuevo betacoronavirus, según se describía, datados en
diciembre de 2019. Allí se reportaban las características epidemiológicas,
clínicas, de laboratorio y radiológicas, incluyendo el tratamiento y resultados
clínicos de esos pacientes. Se concluía que dicha infección había provocado
grupos de enfermedades respiratorias graves, con ingreso en UCI y alta
mortalidad, pero se desconocía el origen, la duración de la transmisión humana
y el espectro clínico de la enfermedad. (Huang, Ch., Wang, Y., Li, X (et.al). (2020).
[16] Organización Mundial de la Salud. (2020, 30 de enero). Declaración
sobre la segunda reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional. https://www.who.int/es/news/item/30-01-2020-statement-on-the-second-meeting-of-the-international-health-regulations-(2005)-emergency-committee-regarding-the-outbreak-of-novel-coronavirus-(2019-ncov)
[17] Organización
Mundial de la Salud. (2020, 11 de marzo). Alocución de apertura del
Director General de la OMS. https://www.who.int/es/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19---11-march-2020
[18] Organización Mundial de la Salud. (2020, 31 de diciembre). La
OMS publica su primera validación para uso en emergencias de una vacuna contra
la COVID-19. https://www.who.int/es/news/item/31-12-2020-who-issues-its-first-emergency-use-validation-for-a-covid-19-vaccine-and-emphasizes-need-for-equitable-global-access
[19] En
noviembre de 2021, según datos mundiales se contabilizaron en 258 países un
total de 252.482.230 casos, con 5.093.076 muertos (2%) y 226.709.267
recuperados (90,5%). Véase https://www.trt.net.tr/espanol/covid19
[20] Inicialmente el continente africano se vio menos afectado que Europa o América. Véase
editorial de Diario Perfil. (2020, 9 de octubre). El mundo se pregunta por
qué el coronavirus no fue una tragedia en África. https://www.perfil.com/noticias/coronavirus/mundo-pregunta-por-que-coronavirus-no-fue-tragedia-africa.phtml
[21] El 22 de diciembre de 2020 se
reportaron los primeros casos en la Base Chilena. Véase Montes, R. (2020, 22 de diciembre). La covid-19
llega a la Antártida. El País. https://elpais.com/sociedad/2020-12-22/la-covid-19-llega-a-la-antartida-chile-reporta-36-contagios-en-una-de-sus-bases.html
[22] Véase esta tesis en Angulo, M. (2020,
17 de marzo). Virtualidad, la apuesta de escuelas y universidades ante el
brote de Covid-19. France24. https://www.france24.com/es/20200317-coronavirus-educaci%C3%B3n-virtual-pandemia-soluciones
[23] Véase el artículo de Klebnikov, S.
(2020, 2 de setiembre). Zoom informa ingresos espectaculares y sus acciones se disparan 40%. Forbes Staff. https://forbes.co/2020/09/02/negocios/zoom-informa-ingresos-espectaculares-y-sus-acciones-se-disparan-40/
[24] Véase, por ejemplo, el estudio realizado en la Fundación
Católica Universitaria del Norte, Colombia, en el año 2012: Sánchez Upegui,
Puerta Gil y Sánchez Ceballos (2012).
[26] Véase https://www.corriere.it/cronache/20_gennaio_30/coronavirus-italia-corona-9d6dc436-4343-11ea-bdc8-faf1f56f19b7.shtml
[27] En Argentina, el Congreso sancionó la ley 27555 que estableció el régimen
legal del contrato de teletrabajo y de acuerdo con el cual se reguló dicha
modalidad, principalmente en las actividades que desempeñan funcionarios de la
administración pública.
[28] Véase https://www.cepal.org/es/publicaciones/45938-universalizar-acceso-tecnologias-digitales-enfrentar-efectos-covid-19
[29] Véanse dos trabajos de referencia sobre discursos
presidenciales. En un caso, se analizan
de modo comparativo las estrategias y funciones en el discurso de los
presidentes de Argentina y Brasil (De Camargo y Canavire, 2020); en el otro,
los discursos de los presidentes de España, Francia e Italia (Pérez Tornero,
Marín Lladó y Cervi (2021).
[30] En Países Bajos, Alemania, Suecia,
Estados Unidos, Singapur y Corea del Sur se sugirió el aislamiento para la franja etaria más vulnerable, no se permitían reuniones ni
eventos y, aunque se aconsejaba quedarse en casa, se podía salir a las calles
cumpliendo algunas normas, entre ellas el distanciamiento social.
Véase https://www.eltiempo.com/mundo/mas-regiones/aislamiento-inteligente-que-paises-no-han-confinado-a-la-poblacion-482400
[31] Véase un análisis de cómo se gestionó la pandemia en cada
país de la Unión Europea y las problemáticas planteadas para este bloque
regional en Álvarez y Cabeza (2020).
[32] Es el país de residencia de la autora de este artículo, por
lo que se apeló a fuentes documentales.
[35] Por caso, Argentina donde en marzo de 2020 quedó conformada la Unidad Coronavirus COVID-19, integrada
por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), por el CONICET
y por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo
Productivo y la Innovación (Agencia I+D+i). Desde este organismo se lanzó una
convocatoria que estimuló proyectos
asociativos de investigación en Ciencias Sociales y Humanas para la generación
de nuevos conocimientos enfocados al estudio de la sociedad argentina en la
pandemia y la postpandemia del COVID-19.Véase
https://www.conicet.gov.ar/el-ministerio-de-ciencia-tecnologia-e-innovacion-conformo-la-unidad-coronavirus-covid-19/; http://www.agencia.mincyt.gob.ar/frontend/agencia/convocatoria/438
[36] Una gubernamental donde se evidenció esa participación de
expertos y a la vez de elencos interdisciplinares fue la de Ángela Merkel.
Véase el estudio de Requena (2020).
[37] El concepto
pertenece al historiador francés Pierre Rosanvallon (1995) quien lo empleó para
referir el papel del Estado en materia de seguridad social que se vio
modificado ampliamente a partir de los años noventa.
[38]CEPAL.
Comunicado de prensa. Consultado el 15 de julio de 2020. https://www.cepal.org/es/comunicados/contraccion-la-actividad-economica-la-region-se-profundiza-causa-la-pandemia-caera-91
[39] Véase
https://www.argentina.gob.ar/economia/medidas-economicas-COVID19/ingresofamiliardeemergencia
[40] En Argentina se
constituyeron los Comités Operativos de Emergencias (COE) en todas las
provincias y departamentos, integrados por fuerzas armadas, de seguridad,
bomberos voluntarios, defensa civil, autoridades hospitalarias, entre otras.
[41] Véase
el clima de protestas en EEUU, https://rpp.pe/mundo/actualidad/covid-19-estados-unidos-donald-trump-protestas-presionan-al-presidente-y-a-gobernadores-para-levantar-la-cuarentena-noticia-1259096
[42] Véase https://www.france24.com/es/20200802-israel-protesta-renuncia-netanyahu-pandemia-investigacion
[43] Para
el caso europeo, véase una radiografía de las protestas en https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/protestas-en-union-europea-meten-presion-para-reducir-el-aislamiento-ante-crisis/
[44] Para
el caso latinoamericano, véase un panorama en https://www.efe.com/efe/america/sociedad/saqueos-protestas-y-choques-politicos-radiografia-del-covid-19-en-america/20000013-4223519
[45] Véase
entre ellas las siguientes movilizaciones, no solo en Buenos Aires sino también
en el resto del país: https://argentina.as.com/argentina/2020/05/26/actualidad/1590500664_838484.html;
https://tn.com.ar/videos/politica/las-protestas-en-todo-el-pais-tucuman-mar-del-plata-rosario-y-cordoba-tambien-marcharon-el-17a_1105792/;
https://www.clarin.com/politica/comienza-banderazo-12-gobierno-nacional-distintos-puntos-pais_0_j0Q-04rbg.html