Revista Veritas Et Scientia - Perú
Vol. 13. N° 2
Julio – Diciembre 2024
ISSN Edición Online: 2617-0639
https://doi.org/10.47796/ves.v13i2.1130
ARTÍCULO ORIGINAL
MANIFESTACIONES ECUESTRES EN FIESTAS PATRONALES: ARRIEROS, KHAPEROS, CAPITANES Y POSTILLONES
Equestrian Celebrations in Fiestas Patronales: Arrieros, Khaperos, Capitanes, and Postillones
Gerardo Ichuta Ichuta[1]
Universidad Mayor de San Andrés
https://orcid.org/0009-0004-5882-5053
Recibido: 23/11/2024
Aceptado: 05/12/2024
Publicado On-line: 28/12/2024
Resumen
Como parte de un proyecto de investigación sobre fiestas patronales, se recopilaron información bibliográfica, fuentes orales y datos en redes sociales, lo que permitió identificar aproximadamente 200 festividades con diferentes características, de las cuales cerca de 20 incluyen manifestaciones ecuestres. Estas expresiones están asociadas con cuatro factores principales: las tradiciones de arrieros, khaperos, capitanes y postillones. Estas costumbres reflejan el modo de vida de la época colonial, particularmente en lo relacionado con el transporte y comercio en los Andes. Este estudio resalta el potencial del folclore como herramienta para comprender dinámicas sociales e históricas de tiempos pasados.
Palabras Clave: fiestas patronales, manifestaciones ecuestres, vida colonial, arrieros.
Abstract
As part of a research project on patron saint festivals, bibliographic information, oral sources, and data from social networks were collected, leading to the identification of approximately 200 celebrations with different characteristics, of which about 20 include equestrian manifestations. These expressions are associated with four main factors: the traditions of muleteers, khaperos, captains, and postillions. These customs reflect the way of life during the colonial period, particularly in relation to transportation and trade in the Andes. This study highlights folklore's potential as a tool for understanding social and historical dynamics of the past.
Keywords: patron saint festivals, equestrian displays, colonial life, muleteers.
INTRODUCCIÓN
El folklore andino, aquél bagaje de expresiones que generalmente se ponen manifiesto en eventos festivos como los carnavales y las fiestas patronales, nos muestra una amplia diversidad de música y danza. Estos dos componentes de las fiestas, siempre han recibido mayor atención a la hora de hacer investigación en desmedro de muchas prácticas y costumbres festivas que perviven, especialmente en las fiestas religiosas o patronales. Las manifestaciones o demostraciones ecuestres son parte de este acervo cultural que son parte del patrimonio cultural de muchas localidades y comunidades de la región andina de Perú y Bolivia y en ellas se encuentran plasmadas facetas de la Época Colonial como el transporte, el comercio y la religiosidad.
El presente estudio busca analizar diferentes manifestaciones ecuestres, identificando los factores históricos y culturales que las configuran, confrontando con la lectura que hacen los actores de estas costumbres festivas. Existen cuatro elementos causales para la presencia de estas expresiones y son las tradiciones de arrieros, khaperos, capitanes y postillones. Utilizando un enfoque multidisciplinario se busca comprender cómo estas expresiones fueron evolucionando, hasta adquirir singularidad y de esta manera contribuyeron en la identidad cultural de la gente de los pueblos a pesar de que desconocen los orígenes de dichas expresiones.
Metodología
Una exhaustiva revisión bibliográfica de textos de folklore del área de estudio en cuestión dio como resultado un amplio mosaico de expresiones folklóricas de música y danza, ya que el término folklore se asocia generalmente con estos dos tópicos; siendo muy escasos, los datos, acerca de otros elementos como los juegos, ritos y costumbres festivas.
Este primer paso fue acompañado, casi paralelamente, por el segundo, que consistió en socializar el proyecto de investigación integral de las fiestas patronales andinas. Este proceso conllevó contar las inquietudes del proyecto a los entornos: familiar, laboral y de amistad, especialmente a quienes conocían fiestas patronales de diversas localidades, con el propósito de que me aporten con más datos. El resultado fue inusitado, puesto que la gama de costumbres festivas que aportaron con sus relatos, fue mayor, aunque algunos datos no eran muy claros.
Con todo lo acumulado, el panorama de las fiestas patronales se fue ampliando y conllevó que vaya armando capítulos tentativos, de los cuales la tradición de las manifestaciones ecuestres, llegó a ser uno de ellos; sin embargo, faltaba un tercer paso que consistió en buscar videos, en redes sociales, de las fiestas, para poder hacer la elección adecuada, observando detalles de interés, para luego ir a visitar esos lugares y apreciar las fiestas elegidas, que llegó a ser el cuarto paso.
Es así que se escogió alrededor de una veintena de fiestas de Perú y Bolivia, donde los caballos son protagonistas. En este número de fiestas, de un total de doscientas con diferentes connotaciones y que se llegarán a registrar, se pudo constatar, que la presencia de las manifestaciones ecuestres no sólo tenía como base la tradición de capitanes, algunas sí, pero también existían otros factores que incidieron para que estas expresiones folklóricas tengan la presencia de caballos. Entonces se llegó a identificar y diferenciar cuatro tradiciones que aún persisten en varias localidades andinas y dan cuenta de alguna manera el modo de vida de la Época Colonial. Estas tradiciones son las de arrieros, khaperos, capitanes y postillones
RESULTADOS
El arrieraje, el comercio y la fiesta
Indudablemente, la producción y posterior comercio de manufacturas, productos agrícolas y de ganadería fueron una de las principales actividades económicas de tiempos coloniales, después de la minería. Esto con el propósito de cubrir la demanda interna de las diferentes regiones de América. Inicialmente, los españoles y criollos tuvieron una gran ventaja de que existía una gran red de caminos (qhapac ñan) herencia de los tiempos precolombinos; sin embargo, tropezaron con una desventaja puesto que las llamas, animales de carga de los que se disponía por ese entonces, no eran de gran capacidad y la distancia que recorrían en un día no era la más óptima. Paulatinamente, fueron reemplazadas por mulas, animales de carga por excelencia. (Assadourian,1982, p.40) describe el grado de especialización de la provincia de Córdova en la crianza de mulas a gran escala y de caballos en menor proporción. Incluso en una época monopolizaron el mercado, prohibiendo la venta de yeguas a otras regiones.
Es necesario mencionar que “…desde Oruro también se hacían negocios para comprar mulas de Salta, las cuales se distribuían en la ciudad de La Paz”. (Medinacelli, 2018, p. 270). Con esta actividad, nació otra, la del flete o transporte de animales y mercancía a los diferentes mercados del Perú y el Alto Perú. La gente de Tucumán, se especializó en este rubro. “Durante el periodo colonial y la temprana república, los arrieros tuvieron un importante papel económico y cultural en toda América del Sur” (Mendoza, 2001, p.178).
A pesar de que las grandes urbes, se constituían en mercados seguros para la venta de mulas, existían otros nichos mucho más importantes y eran las ferias anuales en diversos puntos de la región andina. Una de las más afamadas era la de Cruz Pata en La Paz y que congregaba a comerciantes de diferentes latitudes. Un detalle importante es citar que las ferias más grandes de las distintas localidades, coincidían con sus fiestas patronales, por lo general. En tal sentido, los arrieros comerciantes de mulas y mercancías hacían su ingreso a las poblaciones días previos al día principal de la fiesta, llegando a ser un espectáculo, para los pobladores. La mayoría de los grandes comerciantes muleros eran criollos, pero también llegaban mestizos o chutos, trayendo otras mercancías.
De esta tradición existen muchas representaciones que son legado del arrieraje y entre ellos estarían la entrada de caballerías de Quime y la entrada de los vaqueros de Apolo en La Paz; la fiesta de Apóstol Santiago de Juliaca en Puno y los jinetes de la entrada de Chutillos en Potosí.
A este espectáculo de mozos con facha de arrieros, entrando a caballo y precediendo la entrada de cargos y tropas de danzantes y músicos, se puede añadir que el arrieraje quedó plasmado en danzas o farsas burlescas, que eventualmente tienen personajes montados a caballo en momentos lúdicos como la entrada o pasacalle. Claros ejemplos son el personaje llamado el arriero o argentino de la tunantada de Jauja en Junín; los tucumanes o patroncitos de Matalaque y Ubinas en Moquegua; los majeños de Cusco; los argentinos de Paucarcolla, los tucumanos de Carabaya, los karabotas o el kajelo de Pichacani y Larakeri en Puno; los tucumanos de Apolo y los arrieros de Mapiri en La Paz. Finalmente es necesario citar a los pastores de la huaylía apurimeña pues más que pastores aparentan ser arrieros.
Entrada de khapos,peregrinaje, ofendas y devoción.
El khapero como expresión cultural es confundida como una danza y así se la clasifica junto a las caballerías (Cuentas, 1981, p. 10). Coincidido con la interpretación que hace Ramos, del khapero ya “ciertamente es una comitiva que llega con el propósito de encender una hoguera que anuncia el inicio de las fiestas patronales” (Ramos, 2016,, p.188). Esta comitiva, según pude observar está compuesta por tres segmentos, claramente distinguible. El primero, es formal y está conformado por las autoridades originarias, varayoc o tenientes gobernantes y los cargos que generalmente se llaman alferados de khapos.
El segundo segmento es una representación o farsa jocosa de una caravana compuesta por una pareja de criollos montados a caballo y seguidos por mulas que llevaba en sus lomos, enseres y valijas y son conducidas por la servidumbre. Los taytas o servidumbre nativa, el k´aspa o servidumbre de confianza y posteriormente las negras que son la servidumbre de la matrona criolla. Un tercer segmento está conformado por jinetes ataviados con poncho y sombrero de ala ancha, ellos portan el estandarte del khapero y le siguen mozas con trajes típicos, bailando al ritmo de un conjunto de músicos de flauta traversa. Esta caravana culmina con innumerables mulas, a veces también llamas como lo confirma Zapata, “que llevan sobre sus lomos, leña de arbustos y que se denominan khapus y de ahí el nombre de la tradición”. (Zapata, 2012, p.299) Dicha leña será quemada por la noche que es víspera de la fiesta.
De ser, aquella farsa jocosa, que incluye el khapero, una representación basada en hechos reales de tiempos pasados, lo cual es muy probable como los son las danzas burlescas de arrieros, nos estaría mostrando el peregrinaje que hacían los criollos, séquito incluido, movidos por la profunda devoción que determinadas imágenes religiosas, entronizadas en el área andina, inspiraban.
La tradición del khapero es parte de las fiestas religiosas de innumerables centros poblados puneños, los más reconocidos son los de Ayaviri, Puno y San Antonio de Putina. Además, está extendida en las áreas colindantes de Arequipa y Cusco. En Bolivia se puede encontrar esta tradición como un baile, llamado también khapero en la provincia Franz Tamayo de la Paz.
Capitanes, caballerías y tauromaquia
Quizás, esta costumbre sea una de las más extendidas por la región de los Andes Centrales, con diferentes connotaciones, está presente en varias fiestas. Paredes al comentar sobre las supervivencias de las fiestas de la provincia Chayanta de Potosí, señala que los indios que pasan cargo de alférez, dan dos vueltas a caballo, vistiendo uniforme de general o coronel y portando el guion de la iglesia, esto una vez culminada la procesión. (Paredes, 1963, p. 244) Probablemente se trataba de una variante modificada del capitán.
Planteo la hipótesis de que antiguamente el cargo de capitán y su caballería era un tipo de guardia ocasional que se elegía anualmente y tenían por función el de escoltar el ingreso de cargamentos y ofrendas y custodiar la imagen religiosa la noche de la víspera y acompañarla durante la procesión. Una vez culminado su cometido se lo festejaba al día siguiente del día principal y prácticamente en todos los lugares donde hay capitanes ése es el día asignado para tal deber.
A esta vertiente costumbrista, pertenecen los capitanes de la región Ancash, que al parecer son los más conocidos. Esta tradición, extendida en varias localidades como Catac, Cajacay y Marca, más que un simple baile religioso es un cargo ya que el capitán y sus dos pajes son los únicos que bailan ejecutando innumerables coreografías al ritmo del “huayno capitán”.
El día posterior al principal, como es en este caso, montan a caballo y después de dar vueltas a la plaza comienzan con la búsqueda del inca que es el personaje principal de la danza del inca y sus pallas. Lo acorralan y proceden a matarlo en un evento lúdico sin precedentes ya que los espectadores se ven involucrados, tomando partido, unos protegiendo al inca y otros procurando su captura y todo esto al ritmo de música típica de esa región. Aunque la combinación del cargo de capitán y la teatralización de la muerte del inca es casi exclusivo de Ancash, existe un factor recurrente en la mayoría de los casos y es el desarrollo del ruedo taurino que coincidentemente se realiza ese mismo día, dando pie a que el capitán haga presencia en tal evento. Así lo pude observar en la fiesta de Cajacay en Ancash, la fiesta de la Cruz de Pucará en Junín y las fiestas de Capitán de Caballerías de Charazani y Amarete en La Paz y el “día del capitán” en Asillo, Azángaro en Puno, donde el capitán, el abanderado y el sallarani son los personajes protagónicos de una presentación ecuestre.
A pesar de que el uniforme militar dejó de ser parte del atuendo del capitán en casi la mayoría de los casos, aún se conserva en la caballería de la fiesta de Santiago en Lampa. De similar forma ocurre en la farsa burlesca de “el albazo” de Cusco, que es una mezcla del khapero y la tradición del capitán. En Bolivia, los capitanes de Melga en Cochabamba, que son descritos de manera amplia por Paredes siguen usando “vestimenta…confeccionada de uniformes militares pasados de moda” (Paredes, 1991, p. 233), pero la costumbre de capitanes, está a punto de desaparecer en dicha población.
Trucos, acrobacias y destreza en la conducción de corceles, es muy propio de las fiestas del departamento de Cerro de Pasco, como la del pueblo de Paucartambo. A pesar de que los jinetes lucen como arrieros, los enjalmes o mantones bordados que cubren los lomos de los caballos y el denominativo de la representación que es “compañía de caballería” delatan su procedencia.
Para culminar, un campesino, aunque con vestimenta común, montado a caballo, portando un viejo guion y dando vueltas a la plaza del pueblo de Achiri y que se pudo observar en el altiplano paceño, hizo recordar al relato de Paredes (1963) de la provincia Chayanta.
Postillones, correo y transporte colonial
En esta búsqueda de fiestas religiosas con la participación de equinos como coprotagonistas, se encontró con una, en Colquencha, La Paz, que contaba casualmente con una terna de jinetes que evocaba a los capitanes de Áncash y al capitán de Asillo pero su origen es diferente. La fiesta de la Inmaculada Concepción en Colquencha que se realiza curiosamente del 14 al 19 de septiembre, tiene como protagonistas entre varios cargos y danzantes a los postillones. Éstos, acompañan al preste mayor de la fiesta y el último día son relevados por nuevos postillones designados y los salientes son festejados ese día.
Esta fiesta, con su singularidad rememora la existencia de las postas, similares a los tambos precolombinos, edificaciones construidas cada cierta distancia, cuyo fin el satisfacer los menesteres de las caravanas que realizaban el transporte de mercancías y de pasajeros. Las postas “tenían un servicio de caballerías, para el viajero … con una tarifa… de dos reales por legua por cada mula y un real por legua al postillón.” (Arguedas, 1991, p. 28). Según se pudo indagar, en Colquencha no hubo posta; lo que pasaba es que los jóvenes cumplían su servicio de postillones en Kalamarca pues Colquencha pertenece a esa jurisdicción.
Los postillones se encargaban de descargar las mercancías de las mulas y desensillar los caballos, guiaban, muchas veces a pie a viajeros novatos hasta la siguiente posta, sin embargo, debían ser diestros a la hora de montar caballos pues ante la emergencia de llevar algo urgente. Hacían recorridos veloces, y anunciaban su próxima llegada al destino, leguas antes con el instrumento sonoro del pututu con la finalidad que el siguiente postillón aliste su caballo para emprender su viaje, como si fuera una carrera de relevo. Así las resoluciones, ordenanzas y noticias viajaban y se difundían a la velocidad de estos indios que cumplían un cargo anual.
Si bien, el postillonaje ha desaparecido, los cargos de este pueblo se dedican a los quehaceres administrativos y de mantenimiento de la bien conservada iglesia de esta localidad, así como de la capilla del calvario. Esta labor es compartida con los jiiskaparrocos (párrocos menores) y los jawkacampanas (campaneros).
Para culminar, el viajar, en la Época Colonial, era una actividad muy riesgosa, algunos perdían la vida al vadear ríos caudalosos o eran presa de asaltantes que abundaban en sitios deshabitados. A una distancia prudente de los pueblos, existían explanadas conocidas como wakanipatas (alturas de llanto) o munaypatas (alturas del querer). Estos sitios eran usados para organizar las caravanas y se constataba que se esté llevando todos los pertrechos necesarios para el viaje. A él, acudían los familiares, trayendo algún objeto olvidado o simplemente para despedirse, lo que generaba escenas de afecto y de tristeza por la incertidumbre del viaje, de ahí aquellos nombres de estos lugares
Los Caballos, mulas y el discurso en el imaginario de las fiestas patronales
Los involucrados en las fiestas patronales donde existe la presencia de equinos, tanto actores y espectadores suelen justificar esta presencia gracias a dos sucesos históricos como lo son La Conquista y las guerras de la Independencia, porque sólo conciben que la única forma en la que se pudieron utilizar caballos es en contiendas bélicas. También esta presencia se asocia con el encomendero como si éste hubiera sido el único que hubiera podido tener el privilegio de tener ganado equino.
Otra lectura, muy recurrente, es la de asociar a los jinetes con la imagen del Apóstol Santiago y éstos como una representación o encarnación de éste, paseándose triunfal por encima de los infieles. El hecho que Santiago sea el único santo representado montado a caballo y que algunos capitanes cabalguen espada en mano, contribuye a este discurso.
No existe en el imaginario de esta gente la posibilidad de que los caballos y mulas hayan sido parte del cotidiano vivir de la gente de antes, tanto en sus actividades diarias como en algunos eventos circunstanciales como los viajes y el transporte. Generalmente muchas actividades de transporte de carga se le atribuye a las llamas y a los burros que de todas maneras lo hacían, pero no eran eficientes.
Si se admite la presencia de arrieros especialmente argentinos, se suele hacer notar que su llegada alguna vez fue extraordinaria, hasta efímera o casual; mientras que estos arrieros, en tiempos coloniales, importaban al Perú y Alto Perú miles de cabezas de mulas y caballos cada año; pero como Otero menciona “…el ferrocarril y el automóvil han relegado a un círculo muy estrecho el uso de las mulas” (Otero, 1991, p.147) hasta casi desaparecer, actualmente.
Demostraciones ecuestres en tiempos contemporáneos
Actualmente la crianza de equinos ha caído en decadencia en varios lugares de los Andes por lo argumentado líneas arriba y por el alto costo que conlleva. Sólo en lugares de geografía muy accidentada aún es necesario el uso de caballos y mulas. Frente a esta adversidad, la presencia de los equinos se suele salvar trayéndolos de lugares distantes en calidad de flete. En otros lugares las tradiciones como los capitanes, continúan, pero con la ausencia de estos animales como lo observado en las localidades bolivianas de Tiwanaku, Jesús de Machaca y Melga. En contraposición en regiones ganaderas como Apolo en Bolivia, el número de jinetes casi alcanza el centenar en la entrada de caballerías de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
En el centro y sur peruano se tiende a copiar la imagen del jinete norteño, especialmente de Trujillo; por esto es usual ver espectáculos que incluyen marinera norteña en sus fiestas. También se recrea la imagen del arriero chumbivilcano o korilazo, forjada por Pancho Gómez Negrón a mediados del Siglo XX.
Para terminar por tratarse de espectáculos singulares en estos tiempos modernos, llegan incluso a ser ícono de algunas fiestas y motivo de orgullo de sus actores, motivando incluso actividades como las cabalgatas o carrera de caballos o juegos como el del ganso o el aro que consiste en arrancar un premio al vuelo mientras uno va cabalgando raudamente
Conclusiones
La Contribución de este tópico de las fiestas patronales al proyecto de investigación
Siempre se ha hecho énfasis en todo el proyecto de investigación del que forma parte las demostraciones ecuestres que se debe estudiar los hechos folclóricos dentro de su contexto y vinculándolos con todo lo que interactúan. También el de buscar tradiciones similares en diferentes regiones para evaluar, comparar y entender de manera cabal lo que se observa y estudia. El folclore es uno de los ámbitos muy condicionados por sentimientos localistas que buscan exaltar las tradiciones propias como originales y únicas. Con todos estos antecedentes, las manifestaciones ecuestres demostraron, así como otros aspectos lo hicieron en su momento, que hay una misma línea tradicional de pasar las fiestas en la región del centro de los Andes que es el área de estudio del proyecto. Con el transcurso de los años, esta línea, fue adquiriendo matices diferentes en cada lugar.
Folclore está siempre asociado con música y especialmente con danza; dejando de lado el inmenso bagaje cultural que comprende esta materia. Admirable, el que actividades de la vida de la Época Colonial, hayan quedado plasmadas en representaciones o farsas jocosas y también en manifestaciones formales y gallardas. El folclore además de reafirmar nuestra identidad cultural, puede ayudar a entender estructuras, dinámicas culturales del pasado como en este caso algunas facetas de la vida de vida colonial, pero otros elementos pueden ayudar a entender la organización territorial y de clase que hubo por aquella época, por ejemplo.
Muchas veces la información oral que se recoge o la interpretación que hace la gente que está involucrada en un hecho folklórico, está sesgada por la educación formal que recibió en las unidades educativas formales, porque algunas veces es el único recurso con el que cuentan para poder hacer una lectura de las costumbres que están desarrollando.
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referencias
Arguedas, A. (1991). “Pueblo Enfermo”, Editora Urquizo.
Assadourian, S. (1982). “El sistema de la economía colonial”, IEP Ediciones.
Cuentas, L. (1981). “Danzas del Altiplano de Puno”, Editorial Samuel Frisancho.
Otero. G. (1991). “La Piedra Mágica. Vida y costumbres de los indios callahuayas de Bolivia”, Editora Urquizo.
Paredes, A. (1991). “La danza folklórica en Bolivia”, Editorial POPULAR.
Paredes, R. (1963). “Mitos, supersticiones y supervivencias de Bolivia”, Ediciones Isla.
Medinacelli, X. (2018). “SARIRI. Los llameros y la construcción de la sociedad colonial”, Editorial IEB.
Mendoza, Z. (2001). “Al son de la danza: Identidad y Comparsas en el Cusco”, PUPC Fondo Editorial.
Ramos, P. (2016). “Candelaria, fiesta de fiestas”, Talleres Altiplano.
Zapata, F. (2012). “Historia, representación e identidad: las fiestas patronales de Cayma”, en “Fiesta y religiosidad, XXVI Reunión Anual de Etnología”, del Museo de Etnografía y Folklore, Tomo II, Musef Editoresf
figuras
Figura 1
Capitanes de Ancash, Cajacay, 2024.
Figura 2
Capitán y su caballería de Amarete, La Paz, 2022.
Figura 3
El Albazo de Pisac, Cusco 2018.
Figura 4
Compañía de caballerías de Paucartambo, Cerro de Pasco, 2023.
Figura 5
Postillones de Colquencha, La Paz, 2023.
[1] : Carreras de Turismo y Antropología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. Realizó investigaciones sobre música popular indígena de Bolivia y Perú. Participó en congresos en instituciones como el Museo Nacional de Etnografia y Folklore.