ARQUITEK

EDICIÓN N°20   |   2021

Julio - Diciembre 2021

Edición online ISSN-2617-0892

DOI: https://doi.org/10.47796/ra.2021i20

Qhapaq Ñan patrimonio mundial, tramo Socoroma-Zapahuira y los sistemas de movilidad en el paisaje andino transfronterizo (700-2021)

 

Qhapaq Ñan world heritage, Socoroma-Zapahuira section and mobility systems in the transboundary andean landscape (700-2021)

 

 

 

DOI: https://doi.org/10.47796/ra.2021i20.556

 

Presentado :  13.08.21

Aceptado      :  31.10.21

 

Esteban Balcarce Villanueva[1]

Universidad Privada de Tacna, Tacna – Perú

https://orcid.org/0000‐0001‐8176‐1044

arquitecto1251@gmail.com

 

 

 

RESUMEN

El presente estudio inicia con una visita de campo y parte del principio de que registrar es otra forma de conservar. Persigue la hipótesis de que, en un acotado espacio en la precordillera de la región de Arica y Parinacota, se encuentran varios sistemas de movilidad urbana y territorial en distintas velocidades, culturas y tiempos, teniendo en común el paisaje precordillerano de los andes que los acoge y el hecho de encontrarse en total vigencia. El texto, además, destaca la importancia y las características del Qhapaq Ñan (camino principal), una carretera internacional que une Chile y Bolivia, y un aeródromo en la misma zona, cruzando la discusión de lo “patrimonial”, sobre el bien, indagando en la teoría sobre los monumentos, llegando a las nuevas expansiones del concepto.

Se utiliza una metodología cualitativa dentro del paradigma interpretativo en una escala territorial, y se concluye con un registro visual de alta resolución tecnológica, evidenciando desde este, una relación que interpreta el lugar desde la movilidad con énfasis en la existencia del Qhapaq Ñan hoy patrimonio de la humanidad (2014).

PALABRAS CLAVE: Qhapaq Ñan, patrimonio de la humanidad, movilidad urbana y territorial

 

 ABSTRACT

       This study begins with a field visit and starts from the beginning, that recording is another way to conserve, pursues the hypothesis that in a limited space in the foothills of the Arica and Parinacota region, there are several urban and territorial mobility systems at different speeds, cultures and times, having in common the pre-Andean landscape of the Andes that welcomes them and the fact that it is in full force to date, highlights the importance and characteristics of the Qhapaq Ñan (main road), an international highway that joins Chile and Bolivia, and an airfield in the same area crossing the discussion of the "Heritage", on the good, investigating the theory of monuments, arriving at new expansions of the concept.

A qualitative methodology is used within the interpretive paradigm on a territorial scale, and it is concluded with a record of high technological resolution, delivering from it, a relationship that interprets the place from mobility with emphasis on the existence of the Qhapaq Ñan today Heritage of the Humanity (2014).

KEYWORDS: Qhapaq Ñan, world heritage site, urban and territorial mobility.

 

INTRODUCCIÓN

Para hablar desde una perspectiva crítica de los alcances sobre el “patrimonio” que subyacen al Qhapaq Ñan, revisaremos el libro Estudios patrimoniales del maestro José de Nordenflycht Concha (2018). El artículo desarrollado por Fernando y Elvira Pérez (2018) nos brinda luces sobre la dirección de la mirada histórica de lo patrimonial, asociándolo con el Qhapaq Ñan.

El interés por preservar objetos del pasado nace por el peligro a su desaparición como un anhelo al espíritu del ser humano. Ya en el Renacimiento aparecen los primeros estudios modernos sobre la “antigüedad”. Entre otros autores tenemos a Vignola que proponía los órdenes clásicos como las buenas prácticas a reconocer del pasado. En 1787 junto con la Revolución francesa y la destrucción de un sinnúmero de edificios de gran valor patrimonial, se declaró bárbaros a quienes destruían obras de arte relacionadas con la monarquía y aparece el concepto de “monumento histórico”, en palabras de Fernando Pérez, “como la herencia de una nación”.

En Francia encontramos la conocida escuela de Violet Leduc (1814-1879) que proponía la famosa restauración estilística consistente en completar una obra siguiendo sus patrones constructivos y morfológicos del proyecto original en el edificio, lo cual ameritaba un estudio científico que antecediera a la obra. Se le acusaba de intervenir demasiado los monumentos, respaldado en este concepto, poniendo en duda el real valor estilístico y verdadero del edificio final. El investigador Javier Rivera Blanco (2009) de la Universidad de Valladolid afirma que, entre los años 1951 y 1965, el arquitecto Anselmo Arenillas Álvarez restauró la iglesia medieval de Santiago del Arrabal de Salamanca; basado en la restauración estilística, el edificio se encontraba con algunos problemas de ruina. Este criterio restaurador permitió realizar una reconstrucción en estilo del edificio prácticamente completo convirtiéndolo en un ejemplo ideal del románico-mudéjar salamantino.

Basado en estos postulados, se hace posible pensar en una restauración física y estructural-constructiva del Qhapaq Ñan, siguiendo la misma técnica utilizada en el pasado y que se relata en el presente estudio. Así, los empedrados y delimitaciones podría ser un primer horizonte de trabajo para su conservación.

Por otro lado, al mismo tiempo en Inglaterra, el destacado escritor crítico de arte Jhon Ruskin (1819-1900), propuso una de las ideas más acotadas bajo un manto conservador y romanticista que ha existido sobre la restauración del patrimonio. Acusándolo de llevar el romanticismo literario al ámbito de la conservación, ponían en valor, entre otras cosas, las huellas del paso del tiempo en los objetos y edificios, y se valora el cómo sobre estos pasa el tiempo dejando huellas entre las que encontramos: incendios, modificaciones, puertas y ventanas con maderas rasgadas, una mirada romántica de la conservación. Ruskin escribió el libro Las siete lámparas de la arquitectura relacionado con las leyes que todo artista debería obedecer al momento de crear: sacrificio, verdad, poder, belleza, vida, memoria y obediencia. Con ello, este autor dejó clara su inclinación por la memoria de un pasado que aún está vigente. Ruiz-Sánchez (2014), en su artículo titulado “Dicotomía entre Ruskin y Viollet-Le-Duc”, expone que estos autores poseen teorías que se comprometen con el arte y la sociedad del momento: Viollet-Le-Duc con una propuesta técnica, basada en una crítica racionalista y el símbolo; mientras que Ruskin propone su teoría ideológica basada en la crítica sociológica y el esteticismo. Es así como Viollet marca una tendencia como restaurador y Ruskin como promotor de la conservación de este patrimonio estudiado por la ciencia.

Esta visión reaparece como un valor inherente al Qhapaq Ñan, siendo el espacio físico del bien una huella en sí misma, de historias y tiempos pasados sobre el territorio, un pasado habitado que hoy como patrimonio mundial, es necesario conservar.

Mientras tanto en Italia, la aparición del arquitecto, crítico de arte y escritor de narrativa italiano, Camilo Boito (1836-1914), autor de la famosa Restauración crítica, donde los criterios de diferenciación y autenticidad parecían permitir intervenir cualquier bien con cierto valor patrimonial, termina inspirando la primera Carta de Atenas en 1931 con Gustavo Giovanoni. A decir de Boito, la restauración crítica nos permitiría la restauración y conservación del Qhapaq Ñan, resguardando en todo su amplio sentido la originalidad, manteniendo algún criterio de diferenciación ya sea en los elementos o en la disposición, dando continuidad a la técnica constructiva ancestral.

El profesor e investigador Marco Dezzi Bardeschi (2005) escribe su artículo “Conservar, no restaurar”. Hugo, Ruskin, Boito, Dehio et al. exponen, en Breve historia y sugerencias para la conservación en este milenio, su credo personal que defiende la práctica de la conservación por sobre la otra alternativa de la restauración. Dicen que en la historia italiana de ambas disciplinas, las Cartas Internacionales de Restauración y sus protagonistas principales sirven de objetivo para un razonamiento que rebate los caprichos y frivolidades injustificables que presupone ligados a la restauración, para defender el respeto a la integridad material e histórica que supone la conservación del edificio entendido como monumento o documento.

Según Fernando Pérez (2018), durante el siglo XX, los textos proponían una visión teórica sobre el patrimonio y restauración de monumentos. Pone como ejemplo la famosa publicación de 1903, por el autor austriaco Alois Rigel (1858-1905) Der moderne Denkmalkultus, sein Wesen, seine Entstehung (El culto moderno a los monumentos), declarando de este modo como acto celebrativo que la idea sobre el patrimonio es una idea absolutamente moderna y que la valoración de los monumentos vendría siendo una de las características culturales de su tiempo. Incorpora la noción de “valor”, entre ellos el valor monumental, el valor rememorativo y el valor artístico. El investigador Tarsicio Pastrana Salcedo (2011) escribe su libro La memoria de la arquitectura, la arquitectura como objeto de testimonio; ahí pone de relieve y valora la importancia de respetar la memoria histórica acumulada en los objetos tangibles como testimonio; encuentra una necesidad implícita de recordar, “el culto moderno a los monumentos”, refiriéndose a Alois Rigel, definiendo que es un culto moderno con todos.

Ya en 1963, el historiador y crítico de arte italiano Cesare Brandi, publicó la Teoría de la Restauración, donde propone restaurar solo lo que corresponde a la obra de arte, pues el campo de intervención y de la restauración debe restringirse a la consistencia física de la obra, inspirando así la Carta de Restauro italiana de 1972.

Carlota Santabárbara Morera (2018), al publicar la Teoría del Restauro en 1964, fundó los cimientos de la teoría de la restauración crítica. Sin duda alguna podría ser la base de la restauración moderna, pero recalca que su pensamiento ha encontrado resistencias en Italia y en otros lugares del mundo. Algunos teóricos se han manifestado opuestos a su teoría, en relación a conceptos como la reversibilidad, la importancia que le otorgaba a la imagen o el respeto a la materia como documento histórico, sin embargo, su teoría sigue vigente en el uso y aplicación sobre los monumentos.

La historiadora urbana Francoise Choay publicó en 1992 su texto “Alegoría del patrimonio”, donde lo considera como una alegoría de la cultura contemporánea y específicamente por su relación con el pasado. El texto diferencia entre conservación, patrimonio monumento y monumento histórico. Este último, según Pérez (2018), adquiere importancia singular, al ser una invención europea del Renacimiento. Este carácter (monumento histórico) se adquiere con el paso del tiempo de manera posterior y como obra de arte forma parte del presente vivido. La autora vincula la idea de monumento a lo memorable, mientras que patrimonio, lo relaciona con la idea de patris, alude a aquello que hemos recibido de nuestros padres, en calidad de herencia.

Luis Ferreyra Ortiz (2017), en su artículo, “Hacia los orígenes de la noción de patrimonio”, menciona la obra de Françoise Choay publicada en 1992, Alegoría del patrimonio, el cual luego de casi treinta años desde su primera publicación, la obra continúa siendo clave para comprender que el patrimonio es un concepto de carácter polisémico y que constituye, en definitiva, un campo de disputas históricas, sociales, culturales y simbólicas.

La Unesco (1992) comenta que la idea de patrimonio se ampliará al nivel territorial a partir de los denominados paisajes culturales. El paisaje aparecerá como un elemento clave para la comprensión y gestión de las ciudades y territorios. El historiador suizo Francois Walter en su texto Le figures paysagéres de la nation, expone cómo el paisaje y los elementos naturales han sido cargados por valores nacionales y patrimoniales, elevando al mismo tiempo la idea de protección de los monumentos y con ello, la identidad nacional, lo cual lo eleva a una importancia dentro de la agenda política.

Según Mechtild Rössler (1998), en diciembre de 1992, el Comité del Patrimonio Mundial adoptó las revisiones a los criterios culturales de la Guía Operativa para la Implementación de la Convención del Patrimonio Mundial e incorporó la categoría de paisajes culturales. Con esta decisión la Convención se transformó en el primer instrumento jurídico internacional para identificar, proteger, conservar y legar a las generaciones futuras los paisajes culturales de valor universal excepcional; sin embargo, el concepto ha seguido en expansión incluyendo variables y situaciones nuevas que ya no están incluidas en 1992.

Las preguntas resultantes, de estas reflexiones históricas sobre el concepto de patrimonio y la aplicabilidad sobre el Qhapaq Ñan, como paisaje cultural, siendo este un patrimonio mundial declarado, se asocia a la idea del valor, resultando la pregunta ¿cuáles son los verdaderos valores que definen el Qhapaq Ñan como patrimonio en el amplio e histórico sentido del concepto?

En el presente estudio, se expone la importancia de la Aldea de Socoroma y la zona de Zapahuira, cercanas al Tambo del mismo nombre. Se realiza una breve discusión complementaria y se revisan algunas conclusiones sobre la hipótesis planteada en el estudio, concluyendo con resultados que incluyen el apoyo técnico audiovisual, de gran importancia durante los días de trabajo de campo para el estudio.

El concepto Qhapaq Ñan, como bien para ser inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial, es fundamentalmente una voluntad, un propósito político, concebido a partir de una herencia material parcialmente conservada, pero no completamente conocida y que aún no está registrada ni inventariada (Caraballo Perichi, 2004).

Historia y Ubicación

A 125 kilómetros de la ciudad de Arica (Chile), en la precordillera a 3.060 msnm, exactamente en el punto centro entre la cordillera de los Andes y el océano pacífico, encontramos el prodigioso pueblo de trazado prehispánico que lleva por nombre Socoroma.

 

Figura 1

Imagen Satelital del Poblado de Socoroma y su Trazado

 

Fuente: Tomado de Google Earth Pro, 2021

 

Figura 2

Imagen Aérea en Dron, del Poblado de Socoroma y su Trazado

 


 

Con una temperatura media anual de 19°, la humedad media es del 45%, no llueve durante 316 días y las precipitaciones que caen en verano, declaran una media anual de 150 mm.

 

Figura 3

Imagen Satelital Ubicación del Poblado de Socoroma y Sector Zapahuira, en Punto Intermedio entre la Cordillera y el Océano Pacífico

 


Fuente: Adaptado de Google Earth Pro, 2021

 

Fue ocupado por españoles al servicio de la senda Arica-Potosí. Tiene una iglesia colonial que data de 1560 y una cantidad monumental de terrazas de cultivo inactivas en cerros y quebradas aledañas.

 

Figura 4

Fotografía Terrazas de Cultivo en Socoroma

 


 

 

Desde tiempos prehispánicos, dada su condición climática y geográfica privilegiada para el cultivo aquí encontramos productos propios de la zona como el choclo y la papa de Socoroma.

 

Figura 5

Choclo de Socoroma

 

 

Figura 6

Papa de Socoroma

 


 

 

La importancia dada a la aldea de Socoroma es corroborada al ser tocada por el camino empedrado del Qhapaq Ñan, y a su tramo Zapahuira-Putre, hoy declarado patrimonio mundial de la humanidad por UNESCO, se le conoce con distintos nombres como, Camino del Inca o Camino del Reinca (Rey Inca), también se le llama Camino Tropero, dada su vigencia y uso en las comunidades del sector para el pastoreo de animales.

Lo cierto es que la construcción de este camino principal permite entender un conocimiento del paisaje, la geografía y su percepción del entorno ecológico y social teniendo claro los recursos del territorio.

Para Muñoz (2017), la integración económica y sociopolítica que generó el uso de los caminos, movilizaron diversos tipos de bienes agropecuarios y marítimos produciendo, además, una integración ideológica y una articulación económica con las tierras de la meseta altiplánica.

Para los gobernantes incas, Zapahuira era una zona de vital importancia. Ubicada entre la Cordillera de los Andes y la sierra de Huaylillas, Zapahuira, fue un puente natural que conectaba las tierras altas de la montaña andina y los valles costeros. Aprovechando su posición estratégica, los incas convirtieron Zapahuira en un centro administrativo de primer orden, por medio del cual controlaban las comunicaciones y la producción tanto del altiplano como de los valles bajos de Lluta y Azapa. (Qhapaq Ñan, el sistema vial andino y los Incas en el Norte de Chile, 2015)

Figura 7

Esquema del Trazado Hipotético del Qhapaq Ñan en la Sierra de Arica

 

Nota: Propuesto por el arqueólogo Calogero Santoro (1983). Se detalla la ubicación del tramo interpretado en el estudio.

 

 

El período histórico del Imperio inca aconteció durante tan solo cien años, desde el 1400 al 1518, durante el Período Tardío. Uniendo más de 23000 kilómetros de red vial. Muchos de los caminos que conformaron el Qhapaq Ñan ya existían. Los incas en su expansión aportaron sus conocimientos como la técnica constructiva de los empedrados incluyendo algunos delimitados por piedras a modo de soleras de mayor tamaño que funcionan como talud del cerro o contrafuertes conteniendo las masas de suelo inferiores de los empedrados, resistiendo lluvias y deslizamientos posibles en cerros y topografías accidentadas.

Figura 8

Fotografía Qhapaq Ñan, tramo Socoroma, Pavimento Sistema Empedrado

 

 

 

La terminación de los pavimentos constituye un paisaje arquitectónico altamente tecnificado. Las piedras utilizadas conforman un mosaico dejando la cara más plana en la superficie. Tiene la característica de no dejar espacio vacío entre ellos utilizando piedras de menor tamaño prescindiendo del mortero de pega y a su vez resistiendo las características climáticas de la zona, mientras los mismos cuerpos de las piedras se tocan entre sí desplazando las cargas de manera homogénea en varios puntos entre ellas como una estructura reticulada a nivel de piso. Pueden resistir grandes lluvias y eventos climatológicos propios de la zona. Se construyeron peldaños en ciertos tramos donde la pendiente a salvar era demasiado abrupta, sin embargo, era la mejor opción.

Se puede concluir que este cuadro pictórico de pavimentos es una pieza singular que se presenta en sí mismo como patrimonio cultural desde los componentes estéticos con notable desarrollo de la composición artística y diseño estructural de un período agro alfarero tardío (preinca-inca), en la precordillera.

Figura 9

Pavimento Qhapaq Ñan, Socoroma

 

 

Figura 10

Muro Inca, Cusco

 

 

 

Se aprecia de una manera más sofisticada la idea del no uso de mortero entendiendo que al aumentar los puntos de contacto del paño, este obtiene mayor resistencia.

Iván Muñoz (2017) nos relata que, ubicada a 3000 msnm y denominada Ruta Longitudinal o Precordillerana No. 1, se desplaza en sentido longitudinal de norte a sur, por la precordillera de Arica y se le conoce como Camino Inca o Qhapaq Ñan. El mismo autor señala que, probablemente, los incas hicieron un mejoramiento de la red vial, la que habría sido ensanchada con piedras a modo de solera empotrada en los sectores laterales y emplantillados con piedras en las entradas y salidas de los grandes poblados como Zapahuira, Huaihuarani, Saxamar, Socoroma, etc. Asimismo, cimentaron y nivelaron los sectores de mayor pendiente de los senderos. Este camino conectó todos los poblados serranos, constituyéndose en la columna vertebral sobre la cual giraron los asentamientos locales.

Figura 11

Fotografía Qhapaq Ñan, Socoroma

 

Fuente: Chile Conectado-Qhapaq Ñan

 

 

 

Esta sofisticada y gran obra pública fue fundamental para la integración y expansión del Tawantinsuyu o Imperio de los incas. A través de las sociedades andinas, en su larga historia, establecieron diversos mecanismos de intercambio de bienes y productos, sobre cuya base desarrollaron complejas organizaciones políticas, sociales, simbólica y culturales, vinculó diferentes asentamientos y grupos étnicos, atravesando todas las ecologías andinas, desde la alta puna y la sierra hasta la costa.

Para Muñoz (2017), el uso de estos caminos habría permitido la llegada de nuevas ideas, bienes, piezas y productos de consumo de distintas regiones de los Andes a los valles de Arica. El registro arqueológico existente de hallazgos a partir del año 1000 d.C muestra evidencias como un mono, de la especie Aluatta seniculus, plumas de aves tropicales, fragmentos de maderas de chonta, lana de camélidos, quinua, entre otros. Por otro lado, tanto en la iconografía de las piezas de cerámica como en los tejidos del período tardío precolombino, se representaron una serie de diseños entre los cuales destaca la presencia de pequeños simios. Esto demuestra que, más allá de lo económico y de las relaciones sociales que se dieron como consecuencia de la movilidad caravanera, el traspaso de mercancías e ideas fue parte importante de las poblaciones que participaron de dicho tráfico, en el esfuerzo por plasmar su identidad y su lugar de origen.

Zapahuira constituye una de las áreas más estudiadas respecto a la influencia inca aproximadamente a partir del 1450 d. C. Su modo de operar habría sido a través de poblaciones circumtiticaca. De acuerdo a los trabajos del doctor Ivan Muñoz (1987), dicha dominación se habría ejercido mediante el asentamiento administrativo del poblado Zapahuira 2, con el cual fue posible ejercer un control sobre la producción del área, cuyo excedente debió ser almacenado en los depósitos construidos en el plano alto de la quebrada (Tambo de Zapahuira) y llevado posteriormente a otras zonas a través de la red vial incaica que se encuentra presente en el área.

Para el eficiente funcionamiento del camino, los incas habilitaron “tambos”, recintos arquitectónicos e instalaciones con el objetivo de servir como posta o lugar de descanso del Inca y sus mensajeros, brindándoles cobijo y alimentación. Estaban dispuestos y trazados cada 25 a 30 kilómetros, considerada una distancia que podía avanzar una persona en un día.

Figura 12

Imagen Tridimensional del Sitio Arqueológico Tambo de Zapahuira

 

Nota: Funcionó como centro administrativo regional del Tawantinsuyu. Tomado de Archivo Consejo de Monumentos Nacionales.

 

 

 

 

No obstante, su ubicación también dependía de otros factores, principalmente de la disponibilidad de los cursos de agua cercanos, necesarios para su funcionamiento.

Figura 13

Fotografía Cruce de Canales Interior de las Qolqas de Zapahuira

 

Fuente: Tomado de Chile conectado Qapaq Ñan

 

 

 

 

Las Qolqas es ejemplo del uso de la aislación medioambiental de los muros de doble hilera de piedras de geometría rectangular, con mortero de barro denso procurando no dejar espacios abiertos entre la superposición de piedras, obteniendo interiores con gran inercia térmica. Los pequeños vanos de su arquitectura ayudan a contener y no perder las características climáticas interiores, que al estar posicionadas en el eje central de los muros con la implementación de un dintel de piedra rectangular, permite distribuir de manera homogénea las cargas de la estructura. Ello constituye un ejemplo de los avanzados conocimientos de la física en su técnica constructiva que a simple vista parecieran no representar gran importancia, pero son un eje fundamental del paradigma constructivo de la región.

 

Figura 14

Fotografía del Vano Central en Fachada de las Qolqas de Zapahuira.

 

Fuente: Tomado de Chile Conectado – Qapaq Ñan

 

 

Romero, Ajata y Mendez (2008) cuentan que algunos especialistas han discutido la denominación de Tambo Zapahuira a este yacimiento porque los tambos son conjuntos administrativos del Estado inka compuestos por una serie de estructuras de diversa función como almacenaje, control y habitación, todos ellos asociados a la red vial. En ese contexto, Zapahuira 1, sitio que es tocado por el Qhapaq Ñan, corresponde solo al sector donde se ubican las qolqas o depósitos estatales (Chacama y Briones, 2001).

Figura 15

Fotografía desde las Qolqas de Zapahuira

 

Nota: Hacia la derecha se divisa el volcán Taapaca como parte de la unidad paisajística del entorno y su construcción cultural

 

 

La kancha y kallanka, estructuras de indudable función administrativa, junto con los recintos habitacionales, formarían lo que se denomina Zapahuira 2, a más de 2 kilómetros de Zapahuira, vendrían a formar parte del Tambo de Zapahuira.

Una segunda conclusión es que el tramo de la ruta del Qhapaq Ñan entre Socoroma y las Qolqas de Zapahuira, tanto con pavimento empedrado (como en el tramo Socoroma sur) con ancho variable entre tres a cuatro metros, muy bien conservados y una extensión de 3 kilómetros, presenta componentes estructurales presentados en muros que funcionan como contrafuertes para soportar los deslizamientos de las cargas que constituyen el camino principal. Incluye también terraplenes, como grandes paños con contrahuella construidos con el objetivo de sobrellevar las bajadas de agua, y los escalones o gradas, dispuestos en los lugares en los que el camino asciende o desciende en la ladera del cerro. En ocasiones, los escalones disponían de pequeños canales de desagüe, con delimitación por solera de piedra lateral. Se ha presentado en el tiempo como el mejor lugar para la generación de rutas de movilidad de bienes, personas, ideas y políticas de gobiernos. Se puede apreciar la existencia de la ruta internacional 11CH, que une Bolivia con Chile, por la cual diariamente cruzan alrededor de 400 camiones bolivianos con carga hacia el puerto de Arica, aprovechando las garantías que tienen desde el tratado de paz amistad y comercio firmado con Chile.

Figura 16

Fotografía Carretera Internacional 11CH, y Camino Tropero de Trazado Orgánico

 

 

 

En el lugar generalmente aterrizan los presidentes de la República cuando visitan esta zona de la región, quedando el Qhapaq ñan como el vestigio seminal de estos modernos sistemas de movilidad urbana y de políticas. Asimismo, el volcán Taapaca se presenta como un elemento singular del paisaje cultural de la zona y es sin duda una tensión visual que ha trascendido en los hombres que han habitado estas rutas.

Para Lewis Mumford (1961), lo que requiere una red eficaz es el mayor número posible de modos diversos de transporte con velocidades y volúmenes variables, para funciones y objetivos diferentes.  Podríamos concluir que este tramo desde el pueblo de Socoroma hasta las Qolqas de Zapahuira, se presenta como una pieza fundamental del gran sistema interconectado inca, para articular la movilidad y las relaciones entre las poblaciones que conformaban este gran Imperio.

Figura 17

Fotografía Pastoreo de Ovejas por el Qhapaq Ñan, Socoroma

 


 

Figura 18

Imagen Satelital

 


Nota: Se aprecia de izquierda a derecha el trazado del aeródromo, el trazado de la ruta internacional 11CH, el trazado más orgánico como camino tropero. Tomado de  Google earth pro.

 

 

Figura 19

Fotografía Aérea Aeródromo y Volcán Taapaca, Tomada en Dron

 


 

 

La superposición de sistemas de movilidad urbana y territorial en distintas velocidades, culturas y características espaciales, que al emplazarse en el entorno mediato del Qhapaq Ñan reconocen en él una fina selección y determinación geográfica, por la mejor zona para conectar rutas y las realidades territoriales, comparten en común su vigencia en el territorio, con registros al menos desde el siglo VII y en un período agro-alfarero tardío (preinca – inca). Pero no estamos hablando de un intermodal cualquiera, dado que encontramos caminos que se fueron consolidando en un período preinca y cuya importancia no estaba dada por el objeto material sino, como diría Lautaro Núñez, en su avance sociopolítico y económico, el ser un indicador de desarrollo, por generar cambios culturales, todo lo cual sucede en un paisaje único en el mundo que es la precordillera de los Andes en el desierto del Pacífico sur de América, región de Arica y Parinacota, patrimonio de la humanidad.

DISCUSIÓN

Sumándose a la visión de los arqueólogos y antropólogos revisados en el estudio, se puede decir que los antecedentes discuten ciertos aspectos de la vida doméstica y ceremonial. Asimismo, se propone este desarrollo histórico como un proceso que no se ha detenido en el tiempo, pues los sistemas de movilidad siguen superponiéndose y con la modernidad y tecnología que discuten con la presencia del Qhapaq Ñan, se atrajeron otras velocidades en un mundo cada vez más globalizado. La aceleración explosiva que ha sucedido en el lugar, lo declara como una zona propicia para las rutas y conexiones intermodales en el tiempo y la modernidad.

 

CONCLUSIONES

Sin duda el compartir en un terreno relativamente acotado territorialmente, una misma unidad paisajística, incluye la tensión visual y presencia de los nevados del Volcán Taapaca y el cerro Huaycuta en el entorno de las Qolqas de Zapahuira.

Entre los elementos geográficos más significativos culturalmente, este paisaje fue privilegiado para efectuar trazados de uso y movilidad en distintas velocidades, culturas y tiempos, encontrándose en total vigencia, lo que le otorga un valor de uso y condición semiurbana que en algunos tramos no ha respetado la existencia del Qhapaq Ñan, camino principal.

Se termina por demostrar así, la hipótesis que, en un acotado espacio de la precordillera de la región de Arica y Parinacota, se encuentran varios sistemas de movilidad urbana y territorial en distintas velocidades, culturas y tiempos, teniendo en común el paisaje precordillerano, encontrándose en total vigencia todos los trazados, lo cual lo permite reconocerlo como un intermodal urbano-andino con permanencia histórica en el territorio, que reúne las condiciones atraídas por los procesos de modernización, como los de carácter expansionista y dominador del imperio Inca y de los desplazamientos de los poblados del sector.

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[1]Arquitecto Esteban Balcarce. Doctorando en Arquitectura y Dinámicas Urbanas en la escuela de postgrado de la Universidad Privada de Tacna, egresado de la Maestría en Arquitectura Paisajista de la misma universidad, estancia académica en la escuela de doctorado de arquitectura y problemas urbanos de la Pontifica Universidad Católica de Chile, Santiago, 2020, Doctorando en Planificación Urbana y Región Metropolitana - DOPURMe Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia, 2021.