ARQUITEK
EDICIÓN
N°19 |
2021
Enero
- Junio 2021
Edición online ISSN-2617-0892
DOI: https://doi.org/10.47796/ra.2021i19
De
la Postindustrialidad al Neoliberalismo Fronterizo: Barrio Industrial de Arica,
Segunda Década del Siglo XXI
From Post-Industrialism
to Border Neoliberalism: Industrial Disctrict of Arica, Second Decade 21st
Century
DOI: https://doi.org/10.47796/ra.2021i19.494
Presentado : 11.06.21
Aceptado : 23.06.21
Katia Sánchez Bastovino [1]
Universidad
de Tarapacá, Arica – Chile
https://orcid.org/0000-0001-7943-0844
Felipe
Valdebenito Tamborino [2]
Universidad
de Tarapacá, Arica – Chile
https://orcid.org/0000-0002-3250-8808
RESUMEN
Presentamos
un estudio de caso etnográfico sobre reconversión urbano-fronteriza en Arica
(Chile), concentrándonos en el barrio industrial de esta ciudad. Este sector
urbano hoy muestra tendencias contradictorias entre una funcionalidad
socioespacial posindustrialista y neoliberal, habida cuenta de una creciente
combinación entre desatención pública y privatización inmobiliaria. Postulamos
que esta contradicción se encuentra pendiente de resolver, aunque sus
cualidades están gestando nuevas desigualdades e imaginarios
urbano-fronterizos. Discutimos estas materias a partir de investigaciones
locales y regionales, aplicando concepciones del urbanismo marxista.
PALABRAS CLAVE: Arica, postindustrialismo,
neoliberalismo, urbanismo, marxismo.
ABSTRACT
We present an ethnographic
case study on urban-border reconversion in Arica (Chile), concentrating on the
industrial neighborhood of this city. This urban sector today shows
contradictory tendencies between an post-industrialism
and neoliberal socio-spatial functionality; given a growing combination of
public neglect and real estate privatization. We postulate that this
contradiction is still pending resolution, although its qualities are
generating new inequalities and urban-border imaginary. We discuss all this
based on local and regional research, with conceptions of Marxist urbanism.
KEYWORDS: Arica, post-industrialism, neoliberalism, urbanism, marxism.
INTRODUCCIÓN
Los
contenidos aquí discutidos resultan de dos investigaciones antropológicas combinadas
sobre procesos de urbanización fronteriza en el norte chileno[3], en que hemos atendido la situación específica de
Arica, entidad urbana más septentrional de Chile. Con estas investigaciones,
hemos constatado que la urbanización contemporánea de Arica se caracteriza por
una tensión entre postindustrialidad y neoliberalismo, y discutimos en qué
términos tradicionales de lo “urbano” y “fronterizo” se están redefiniendo, a
través de movilidades/reconversiones socioespaciales generalizadas, y en que
tránsitos/complementariedades fronterizas se están complejizando (Valdebenito,
2017a, 2018a, 2018b, 2019, 2020; Valdebenito y Navarro, 2019).
En
esta ocasión nos disponemos a profundizar nuestras apreciaciones sobre aquella
tensión contemporánea entre postindustrialidad y neoliberalismo
urbano-fronterizo, abordándolo desde una concepción marxista y una metodología
etnográfica. Entenderemos aquella tensión como una transición conflictiva entre
la otrora primacía estatal por el desarrollo urbano, y su “dejar hacer” en
“manos invisibles” del mercado, comprendiendo fenómenos de reconversión
tendientes hacia la privatización urbana, así como la proliferación de
imaginarios y gobernanzas privatizadas de la escala urbana (Harvey, 1977, 2001,
2011, 2013; Smith, 1996; 2002; Harvey y Smith, 2008).
Basándonos
en un estudio de caso concreto a manera ilustrativa, situado en el barrio industrial
de Arica, con nuestro abordaje buscamos constatar nuevas contradicciones, desigualdades
e imaginarios, que hoy se están gestando a través de dicho sector. Dada nuestra
concepción teórica, aquí adscribimos a una consideración de estas novedades
desde el urbanismo marxista, cuyas bases conceptuales están ligadas a la idea
de producción espacial (Lefebvre, 1974), y de desarrollo desigual (Smith,
2008), entendidas como apreciaciones críticas y materialistas de los procesos
de urbanización, asumiendo que la propia idea/realización del espacio no
depende de abstracciones, sino de contextos sociales, económicos y políticos
que le otorgan forma y sentido. Desde nuestra metodología etnográfica, asumimos
un tratamiento preferentemente cualitativo de la información aquí recopilada y
analizada[4], además de su apreciación socioespacialmente crítica
en contextos urbanos, apostando así por el análisis de situaciones sociales
dinámicas y conflictivas, vinculadas a modos de vida urbanizados (Gluckman,
1958; Marcus, 2001; Gupta y Ferguson, 2008; Gravano, 2016).
En
términos generales, el caso del barrio industrial de Arica resulta de interés
por su actual proceso de reconversión funcional en los nuevos lineamientos del
Plano Regulador Comunal[5] (Ilustre Municipalidad de Arica, 2017), recientemente
aprobado en reunión extraordinaria del Consejo Municipal de Arica el día 10 de
junio de 2021. Esta re-conversión proyecta que el barrio en cuestión cambie su precedente
zonificación enfáticamente industrial en favor de una futura zonificación mixta
(“ZM-2”), de convivencia industrial y residencial (Ilustre Municipalidad de
Arica, 2017, p. 21), lo cual tensiona histórica y espacialmente su otrora
centralidad industrialista en el trazado urbano local, cuya planificación fue
comprendida hacia mediados de 1960 como una de tipo modernista y brutalista.
Siendo interrumpida dicha concepción con el golpe militar chileno de 1973, y
tras casi cincuenta años de prolongada postindustrialidad, las nuevas
tendencias de la urbanización neoliberal en Arica se están gestando,
precisamente, en los alrededores del barrio industrial, específicamente
representadas por privatizaciones inmobiliarias en sus lindes, además de
discursividades vinculadas a su incompatibilidad contemporánea con nuevos
requerimientos urbanos de vivienda, argumentando como razón principal para
trasladarlo hacia la periferia norte de Arica, en la nueva Zona de Actividades
Productivas Industriales, llamada “ZEAL-1” (Ilustre Municipalidad Arica, 2017,
p. 31).
Figura 1. Zonificaciones urbanas de Arica, ZM-2
café claro y letras blancas, ZEAL-1 púrpura al norte |
|
Nota: De Ilustre Municipalidad Arica, 2017, p. 13 |
Presentamos
nuestras consideraciones y antecedentes en cuatro secciones diferentes. Primero
fundamentamos nuestras concepciones marxistas sobre la urbanización, luego
aplicamos estas concepciones para contextualizar la urbanización fronteriza del
norte chileno, y posteriormente presentaremos y analizaremos nuestro caso de
estudio.
URBANIZACIÓN
POSTINDUSTRIAL Y NEOLIBERAL: UN DESARROLLO DESIGUAL Y COMBINADO
Los
términos tradicionales que alguna vez definieron los procesos de urbanización
se han visto abruptamente transformados a partir de las últimas décadas del
siglo pasado. En sus concepciones socioantropológicas y geográficas más
clásicas, estos términos se relacionaban con procesos de progresiva
concentración poblacional en las ciudades, articulados mediante crecientes
tendencias migratorias unidireccionales campo-ciudad, atendiendo a la notoria
primacía política, socioeconómica e institucional de la ciudad, cual era
generalmente imaginada como entidad protagónicamente civilizada y moderna, por
oposición cultural a la concepción tradicionalista y campesinada de la
ruralidad (Gregory, Johnston, Pratt, Watts y Whatmore, 2009, pp. 792-794).
Desde esta concepción, la socioespacialidad de la urbanización tendía a ser
comprendida como una de características geográficas aglutinantes o contigüitas,
donde las ciudades venían a representar literalmente la “conectividad” y “centralidad”
(Brenner, 2011, 2013, 2014).
Pero
estas concepciones se correspondían con una urbanización de características
industrialistas, propias de un desarrollo capitalista idealizado bajo
parámetros vinculados al “progreso” y a la híper-tecnología que, sin embargo,
se vieron crecientemente dislocadas a escala planetaria desde 1970, en
circunstancias donde el modelo económico neoliberal comprendió la
des-industrialización como indicador preferente de la “modernidad” y el
“progreso”. Así, se relegó la industrialidad hacia el continente africano y
asiático, a la par que se formaba un nuevo panorama geográfico del “desarrollo”
y el “sub-desarrollo”, donde aquel primero se posicionaba hacia Norteamérica y
Europa (United Nations, 2019). En este contexto, mientras esta nueva geografía
tomaba forma y sentido, la región latinoamericana se convirtió en la más urbanizada
y desigual del planeta Tierra, deviniendo en procesos de urbanización
caracterizados por la inequidad y la pobreza, en los que aproximadamente 114
millones de personas carecen de viviendas decentes, y en los que problemas
críticos como el hacinamiento y la sub-urbanización son regla, habida cuenta de
icónicos anillos periféricos compuestos de asentamientos precarios (United
Nations, 2019).
En
este sentido, los saldos de los procesos de urbanización contemporáneos son el
resultado planetario de la transición socioeconómica y espacial entre el
postindustrialismo y el neoliberalismo, en que la combinatoria específica entre
estas dos formas urbanas se encuentran tensionadas, mostrando crecientes
tendencias contradictorias pendientes de resolver. Desde nuestra concepción
marxista del urbanismo y la urbanización, aquí asumimos que estas tendencias
contradictorias no son en absoluto accidentales, sino producción espacial de
una geografía planetaria del desarrollo capitalista desigual, en el que, sin
embargo, pueden observarse combinaciones complejas entre postindustrialidad y
neoliberalismo, mediante fenómenos como la gentrificación, el revanchismo y la
desatención pública por la planificación urbana.
Orientándonos
por estas comprensiones y por las claves críticas que sentaron sus bases en las
respectivas obras de Henri Lefebvre (1970) y Neil Smith (2008) —las cuales
profundizaremos enseguida—, ahora nos disponemos a caracterizar las tendencias
contradictorias de la urbanización fronteriza en el contexto espacial del norte
chileno.
LA URBANIZACIÓN
EN LA FRONTERA NORTE DE CHILE: TENDENCIAS CONTRADICTORIAS
Aplicando
las anteriores ideas al análisis de la urbanización en la frontera norte de
Chile, podríamos decir que este proceso se muestra constitutivamente
contradictorio. En efecto, la post guerra del Pacífico involucró la invención
de nuevas delimitaciones fronterizas sur andinas otrora inexistentes, mientras
que el sistema desértico del Atacama fue tecnológicamente intervenido durante
el ciclo expansivo del salitre (1885-1930). Ello conllevó a que en el reciente
septentrión chileno, la urbanización fuera representada como una empresa
“homogeneizadora” y “chilenizadora” del Atacama, aunque en los hechos ello
fuera protagonizado por la multiculturalidad (González, 2002). Pero más allá de
este oxímoron cultural, la propia socioespacialidad de esta urbanización
fronteriza devino contradictoria en términos de transformación material, dado
que la industrialización salitrera desplegó allí nuevas conectividades
geográficas, al punto de producir un nuevo paisaje y naturaleza “no-desértica”,
“ecúmene”, “habitada”, cuya impronta distintiva fuera el entonces modelo
urbano-minero del company town, involucrando que la urbanización ocurriera,
así, en el desierto más árido del mundo (González, 2002, 2004, 2009;
Valdebenito, 2017b; Artaza, 2018).
No
obstante lo anterior, nuestras apreciaciones teóricas nos impelen a comprender
que estas contradicciones mencionadas no constituyen como tales una suerte de
arcano o realidad dicotómica, sino un resultado específico del modo de
producción capitalista en sus expresiones geográficas, las cuales tienden a la
producción constante de paisajes rentables para su auto reproducción
socioeconómica y espacial a escala planetaria, inclusive en los desiertos más
“inhóspitos” o “desolados” de los cinco continentes. Precisamente, es en esta
comprensión sobre las contradicciones en clave no dicotómica donde más
confluyen los conceptos de producción espacial (Lefebvre, 1970) y de desarrollo
desigual (Smith, 2008), por cuanto consideramos que ningún fenómeno de
espacialización carece de contextos socioeconómicos, políticos o culturales de
producción y significación (Lefebvre, 2013); así como tampoco carece de sus
propias “naturalezas” geográficas de la equidad e inequidad
socioespacializadas, las cuales son también producidas en atención a fijaciones
y movimientos sincronizados con aquellos contextos arriba mencionados (Smith,
2008). Lo que podría resumirse, en fin, como una comprensión dialéctica de las
contradicciones socioespaciales observables en las producciones de la urbanización,
en que sus manifestaciones presentan una lógica geográfica concreta, cuya
impronta capitalista es la desigualdad en la urbanización y vida urbana (Smith,
2008, pp. 132-206).
Siguiendo
estas nociones, y considerando el declive salitrero hacia 1930, nos resulta
posible sumarizar los procesos de urbanización fronteriza del norte chileno
bajo cuatro principales tendencias socioespaciales contradictorias, aunque no
dicotómicas:
1. Translocación de la urbanización intensiva desde el
desierto de Atacama hacia las costas del océano Pacífico —entre 1940 y 1950—,
en un contexto de reemplazo del modelo mono exportador salitrero por el modelo
de sustitución de importaciones.
2. Intensificación de la urbanización industrialista en
las costas desérticas del Atacama, —entre 1950 y 1970—, que comprende
espacialidades y relaciones sociales transitorias entre la “ruralidad” y la
“urbanidad”, considerando los crecientes flujos migratorios desde el campo a la
ciudad, y la nueva “centralidad” de ciudades costeras.
3. Desindustrialización progresiva de las ciudades
costeras desde mediados de 1970, en un contexto de progresiva apertura
económica neoliberalizada, en que la postindustrialidad constituye el nuevo
paisaje socioeconómico y espacial de la ciudad, comprendiendo erosión de las
zonas urbanas industriales antiguamente “centrales”.
4. Transición socioespacial entre la urbanización de tipo
postindustrial y neoliberal, en un contexto contemporáneo de consolidación
económica y política neoliberal, en que la producción privatizada de espacios
urbanos ha reemplazado a la otrora primacía de las entidades estatales públicas
en este aspecto, así como su planificación, produciendo nuevas desigualdades
socioespaciales en términos de acceso a la urbe.
En
atención a estas generalidades de la urbanización fronteriza en el norte
chileno, nos disponemos ahora a presentar antecedentes etnográficos sobre las
formas en que aquellas se manifiestan de maneras combinadas y particularizadas
en la urbe ariqueña, con tendencias variadas y no necesariamente dicotómicas, y
específicamente en las inmediaciones de su otrora centralidad económica
localizada en el barrio industrial, en que pudimos constatar contingentes
tensiones contemporáneas entre postindustrialidad y neoliberalismo urbano,
habida cuenta de nuevas desigualdades, como anunciando una también novedosa
geografía urbano-fronteriza neoliberalizada.
EL BARRIO
INDUSTRIAL DE ARICA: UNA ETNOGRAFÍA DE LA NUEVA FRONTERA URBANA
En
términos nominales, los contornos del barrio industrial se encuentran
delimitados por las calles Gonzalo Cerda, Alejandro Azolas, Renato Roca y Santa
María, mientras sus calles internas son Argentina, Ruben Darío, Barros Arana y
José Santos Chocano. En términos cardinales, el emplazamiento urbano de este
sector dista de constituir un centro geométrico en Arica, pero alguna vez sí
que ostentó una centralidad geográfica. De hecho, bien podría afirmarse que el
modelo industrial de sustitución de importaciones tuvo una de sus más refinadas
expresiones en la frontera norte de Chile, cuando entre finales de 1940, e
inicios de 1970, se ubicara allí uno de sus icónicos “polos”: barrio en que se
fabricaron televisores, automóviles y electrodomésticos. Hoy en día, sin
embargo, la pérdida de su antiguo dinamismo económico y político resultan
notorios a primera vista, cuando casi nunca se puede observar tránsito pedestre
o automovilístico, en circunstancias donde por las noches resulta casi
imposible hallar luminarias públicas en las más mínimas condiciones de
mantención, o en situaciones como su alternante ocupación por drogadictos que
por allí pernoctan. El punto es que aquí la postindustrialidad ariqueña tiene
hoy su más aguda expresión, puesto que las internalidades del barrio industrial
no hablan más que de perifericidad, cual lamentable resultado socioespacial
para la zona local más “céntrica” hasta 1970, o cual aislada excepcionalidad en
circunstancias de creciente complejización urbana, ya que el parque vehicular
ariqueño se ha doblado en la última década, así como también han crecido los
flujos migratorios internacionales en dicha ciudad, al igual que las
conmutaciones laborales emitidas desde Arica hacia el norte chileno minero
(Vicuña, Guizardi, Pérez y Rojas, 2015; Instituto Nacional de Estadísticas,
2019; Valdebenito, 2018a y b, 2019; Valdebenito y Navarro, 2019).
Mas
ello contrasta también hoy, y cual resultado más paradójico de la vida urbana,
con un creciente proceso de transformación socioespacial en sus contornos,
donde nuevas viviendas privatizadas son edificadas, como desentendiéndose de aquello.
Hacia el sur del barrio industrial, en sus límites adyacentes con la población
Juan Noé, por ilustración se ha erigido un lozano condominio que contrasta con
todo su entorno, donde solo las delimitaciones que ofrecen los toscos
enrejados, y el acceso controlado, marcan una distancia radical entre las
clásicas bodegas de ropas usadas y containers, los que predominan
funcionalmente en el paisaje económicamente estancado del sector, pero que
ahora se ve interesantemente alternado con nuevas tendencias residenciales, en
un panorama donde las calmadas atmósferas de este condominio se interrumpen, de
vez en cuando, con las acústicas del tránsito vehicular constante en calles
aledañas, además del aquí clásico tránsito de camiones con tonelajes pesados de
sus alrededores, que por cierto suponen una creciente incompatibilidad en
términos de vida cotidiana. Mientas hacia el norte del barrio industrial, en
límites colindantes con calle Linderos, se ha erigido un nuevo edificio
condominio de la pujante empresa inmobiliaria Pacal, alzado justo en frente y
al costado de los denominados sectores “F” y Cerro Chuño. Ambos son adyacentes
al depósito de más de 20.000 toneladas de metales tóxicos en Arica, cuando en
el año 1990 las políticas de urbanización concentraron aquí sus esfuerzos,
afectando a miles de familias hoy enfermas a causa de estas irresponsables
medidas, y que ahora agudiza sus contradicciones al procederse desalojos con
aquellos afectados, al mismo tiempo que se ha permitido la reconversión
residencial del sector vía Pacal.
Figura 2. Nuevo condominio hacia el sur del
barrio industrial de Arica |
|
Nota: Fotografía de Felipe Valdebenito. |
Figura 3. Localización del barrio industrial,
sector “F” y sector Cerro Chuño |
|
Nota: Elaboración por Felipe Valdebenito. |
Toda
nueva urbanización es reconvertida por aquí, desde la industrialidad a la residencialidad,
pero siempre en un contexto donde las contradicciones predominan a la
observación. Parece ser que la heterogeneidad urbana es hoy la nota
sobresaliente de este sector, aunque en una particular clave muy alternante
entre “estancamiento” y “dinamismo”, entre “pasado”, “presente” y “futuro”, y
entre “equidades” e “inequidades” urbanas.
¿Cómo se pudo gestar este aparente destino aciago para el antiguo
“centro” urbano? ¿O es que la propia formulación de este proceso como un
“destino” esconde un arcano?
Nuestra
experiencia etnográfica en el barrio industrial nos ha indicado que aquel
arcano se encuentra compuesto, en términos generales, de una particular tensión
socioespacial entre postindustrialidad y neoliberalismo urbano; cuyas especificidades
se manifiestan hoy en temporalidades, imaginarios y desigualdades
urbano-fronterizas. Con esto queremos decir que hemos identificado
contradicciones contemporáneas entre un “antes” y un “después” urbano, entre
certezas y expectativas urbanas, y entre equidades e inequidades urbanas: las
cuales adquieren un particular sentido de contingencia en el contexto
fronterizo en que están tomando forma y localización, habida cuenta de
tradicionales comprensiones que asumen fronteras como “límites”, pero que aquí
se redefinen en escalas cuanto más complejas que la mera “localidad”. Como se
comprende muy ilustrativamente, por ejemplo, a través de políticas públicas,
tales como el reconocido Plan Basadre, en el caso de la vecina ciudad peruana
Tacna, o en el caso del llamado Plan Especial para Desarrollo de Zonas Extremas
(PEDZE), que viene estilando una nueva forma de relegamiento Estatal en el
desarrollo urbano. Ello supone un rol predominantemente subsidiario del Estado
para este asunto, remitiéndolo a incentivar inversiones privadas en zonas y ciudades
chilenas fronterizas, fundamentalmente mediante perdonazos tributarios a
inversionistas allí localizados, mediante la vieja fórmula de “mayor inversión
pública para atraer inversión privada” (Valdebenito, 2018b). El punto es que,
en el caso específicamente ariqueño, en el que aquí nos concentramos, la
urbanización no puede ser en absoluto disociada de la transformación
fronteriza, y ello en un contexto donde la conjunción de ambos procesos de
socioespacialización no depende ya de una pretérita primacía Estatal en su
planificación, sino de su nueva gobernanza —incluso— más bien privada.
En
este sentido, cabe señalar que la transición epocal entre el postindustrialismo
y el neoliberalismo urbano constituye un proceso contingente en el conjunto de
la región geográfica sur andina contemporánea, ya que la última década viene
mostrando variadas tendencias de re-escalamiento económico y político en las
urbes centrales de aquella zona (Tacna en Perú, Arica en Chile y la conurbación
El Alto-La Paz en Bolivia). Así, se constata mediante indicadores al alza en
términos de liberalización económica transfronterizada, tránsito humano y
comercial creciente, nuevas dinamizaciones socioecónomicas urbanas, además de
regeneración urbana. Complementariamente, puede constatarse que esta transición
epocal está dando lugar a nuevas formas de conflictividad e imaginación
urbanas, pues se ha gestado crudas discordias y enfrentamientos que han tenido
a las urbes sur andinas como centros protagónicos (manifestaciones de la
“guerra del agua” en La Paz, escasez de recurso hídrico en Tacna, o la
contaminación con metales pesados en Arica, como retomamos en breve). Por
último, cabe señalar que la síntesis de estos procesos urbanos tiene hoy agudas
expresiones de desigualdad política y socioespacial, lo que puede resumirse en
disparidades de acceso a vivienda en todas estas urbes por igual.
En
este contexto, el barrio industrial de Arica hoy se muestra como una particular
síntesis socioespacial de todos estos procesos urbanos de transición epocal; lo
cual queda ilustrado en latentes contradicciones entre sus tradicionales
funcionalidades y transformaciones internas y externas contemporáneas, como
quisiéramos ahora abordar. En orden se proceder, con una exposición sumarizada
y ordenada de estos aspectos, nos referiremos a ellos de manera sistemática
mediante tres tendencias contradictorias en el campo de las temporalidades,
imaginarios y desigualdades urbano-fronterizas que están yuxtaponiéndose
cotidianamente entre y a través del barrio industrial de Arica. Primero, nos
referiremos a las dimensiones rítmicas y atmosféricas de allí, describiendo
cómo se contradicen entre postindustrialidad y neoliberalismo urbano. Después,
referiremos a las dimensiones ideológicas y sociales del caso. Y finalmente,
referiremos las equidades e inequidades asociadas con el caso.
TEMPORALIDADES
CONTRADICTORIAS: RITMOS Y ATMÓSFERAS POSTINDUSTRIALES Y NEOLIBERALES
Los
ritmos y atmósferas del barrio industrial se componen, fundamentalmente, de
prolongados silencios y lentitudes que, tan solo de cuando en vez, son
interrumpidos allí por bulliciosos aunque pasajeros tránsitos de camiones con
tonelajes pesados, así como por talleres de reparación automovilísticos que
aquí preferentemente se ubican, de igual forma que desarmadurías de vehículos
con antiguos repuestos descontinuados, intermitentemente alternados con
numerosas bodegas de todo tipo, tamaño y función, donde destacan las utilizadas
por rubros empresariales dedicados a la alimentación, además de las
preferentemente utilizadas para el almacenamiento de varios containers, que
apilados verticalmente parecen a lo lejos verdaderos edificios añosos y
dañados, como dejados por el paso del tiempo en una zona sin más actividad que
la industrial. Los camiones que transitan allí, así como los containers que
trasladan y almacenan, son mayormente de orígenes bolivianos, toda vez que el
barrio industrial ha devenido en una extensión terrestre del complejo portuario
local, precisamente utilizado de manera casi absoluta por el comercio exportador
boliviano. Ello debido al tratado 1904[6] que así lo estipula en favor del país altiplánico, así
como en razón del adyacente emplazamiento de los llamados estanques
petrolíferos bolivianos Sica-Sica, que conducen dicho combustible desde la zona
oriental de Bolivia hasta este lugar.
Figura 4. Estanques bolivianos Sica-Sica en
Arica |
|
Nota: Fotografía de Felipe Valdebenito. |
Figura 5. Containers bolivianos en Arica |
|
Nota: Fotografía de Felipe Valdebenito. |
Solo
unos cuantos e intermitentes establecimientos educacionales en medio de toda
esta zona urbano-industrial ariqueña, además un discreto centro médico ubicado
en lindes sureños por la calle Barros Arana, otorgan siquiera una mínima imagen
de “habitares” más allá de los tipo industrialistas, así como el más reciente
condominio ubicado a un costado del dicho centro médico, que no obstante
mantiene su anonimato hasta las horas nocturnas en que llega gente, quienes
procederán a resguardarse en enrejadas circunscripciones “lejos” de todo eso.
Cual paradójica socioespacialidad, una nueva tendencia residencialista de este
sector, aún a pesar de sus urbanísticas intenciones por producir nuevas “centralidades”
aquí, se debate todavía con la atmósfera y los ritmos industrialistas del
barrio en cuestión, o más bien postindustrialistas, en situación prolongada
donde la propia urbanización, y los modos de vida urbanos que la acompañan, en
rigor no terminan de nacer ni morir. Constituyendo, por ello, una tensionada
transición pendiente de ser resuelta como tal, esto no quita el hecho que el
actual gobierno local de Arica, venga impulsando desde hace cuatro años la
reconversión completa de este barrio. Ello, ente otras cosas, mediante
discursividades asociadas con su prescindibilidad urbana, su carácter
contaminante en términos medioambientales (aromas emanados del sector), así
como creciente problemas delictuales “anidados” en este preciso sector urbano, además de complejos alegatos por escasez de
paños urbanos para residencias sociales, arguyéndose que el barrio industrial
sería el sector más adecuado para esta solución, no restando más alternativa
que la traslocación entera del barrio a la periferia norte.
Sin
embargo, frente a la susodicha argumentación, que tiende a tratar todo este
“futuro” urbano, se contienen así mismos otras temporalidades que tensionan
esta precisa proyección, considerando modos de vida y socializaciones antañas
que aquí tuvieron esplendor, en la ya lejana época de la Junta de Adelanto de
Arica, símbolo del auge urbano local, e icónico referente cultural de quienes
cuentan con más años habitando aquella ciudad. El asunto es que aquí las
memorias urbanas, así como sus más propias temporalidades, parecen
contraponerse como en ningún otro referente socioespacial del Arica
actual, en contexto de una nueva
planificación urbana que en los hechos asume su “pasado”, dentro de una
corriente “presentista” en la que hoy solo imperan nuevas expectativas, tanto a
niveles macro-sociales como micro-sociales, en el imaginario y en la práctica,
comprendiendo fijaciones y movilidades que contrastan o contrastarán,
temporalmente, con un pasado cada vez más “lejano”, cuando es visto desde un
presente-futuro cada vez más “cercano”, y a un conjunto de relaciones sociales
que en ello se representaría. Por ilustración, las anchísimas calles internas
del barrio industrial, como es Argentina, cual fuera específicamente diseñada
para un ajetreado transitar de vehículos pesados, de los camiones de altísimos
tonelajes en contextos urbanos de orientación industrial, ahora ya no se
ajustan más temporalmente al intermitente andar de los mismos aquí, en
circunstancias donde esta zona ahora es más bien una en vías des-industrialistas,
donde la extensión terrestre del puerto hoy ya ha sido movida hacia el norte
urbano, y que además podría seguir siendo movida mañana con el mismo destino
septentrional, tal como lo contempla la propia planificación del Plano
Regulador Comunal tentativo. O por alternativa ilustración, considérese también
la curiosa ciclovía o ciclobanda que se ha dispuesto a la manera de “L” entre
el frontis oeste y el costado sur del barrio, que de intención tiene todo bueno
al buscar dar cabida para nuevas formas móviles, pero que en los hechos aún se
tensiona temporal y rítmicamente con los andares aquí, toda vez que se ocupa
muy irregularmente, o que suele interrumpirse regularmente por los tránsitos
vehiculares ligeros y pesados, que aún ostentan primacía en el sector.
Figura 6. Ciclovía circundante al barrio
industrial de Arica (en azul) |
|
Nota: Fotografía de Felipe Valdebenito. |
El
asunto acá es que existen atmósferas urbanas contrapuestas entre lo que fue y
será, tanto en términos socioespaciales como económicos, políticos, e incluso
de transporte, en el otrora sector más “céntrico” de Arica, pues en los hechos
ya devino suburbano, al mismo tiempo que entre y a través de él se tejen nuevas
cotidianidades transitorias, entre las últimas formas rítmicas y temporales de
una industrialidad solo de concepto, y un nuevo desentendimiento público por su
planificación y por su proyección urbana. Misma que ahora solo se remite a
posicionar ciclobandas en todo rededor, aunque sin indicios de mínimos
conocimientos suficientes en materias de urbanismo, dado que las estadísticas
disponibles sostienen que las mayores movilidades locales se producen desde
dirección norte hacia el centro y el sur de contexto urbano ariqueño, en
tendencias de crecientes conmutaciones o desplazamientos laborales
cotidianizados, que con esta deficiente y cercenada vía peligrosamente
autocontenida en este barrio, no hace más que reforzar la idea del triunfo
vehicular en las calzadas y veredas. Los ritmos temporales del industrialismo y
el neoliberalismo son luego contrapuestos, dado que en este último contexto el
urbanismo carece de planificaciones suficientes, al mismo tiempo que se
contrapone socioespacialmente con un contexto donde el primero fue planificado,
precisamente, para perdurar aún a pesar del cambio histórico.Pues, aunque se
trate de forzar la transición epocal entre el pasado y el presente urbano, sus
atmósferas y ritmos temporales suelen subsistir en los hechos más allá de la
idea, a menos que además de producirse nuevo espacio urbano se produzca,
también, una nueva “naturaleza” urbana, por decirlo así, nueva “naturaleza” del
propio espacio en sí, de tal manera, y a tal punto, que se forme a partir de
ello una nueva conceptualidad, que aquí vendría siendo una nueva “cuestión
urbana”, pero de cualidades fronterizas. Como precisamente ha estilado hacerlo
el neoliberalismo urbano en los últimos años, tanto a nivel planetario como
latinoamericano, y con ribetes sur andinos particulares, donde por regla común
nuevas imaginaciones del tipo “ciudades andinas futuristas” cobran mayores
relevancias sociopolíticas, económicas, y hasta de claves culturales, como en
un completamente nuevo producto urbano, que ahora pasamos a profundizar.
IDEOLOGÍAS
YUXTAPUESTAS: SOCIALIZACIONES E IMAGINARIOS URBANOSTTRANSICIONALES
Nuestras
observaciones del barrio industrial se complementan con testimonios orales,
específicamente de quienes se ven más afectados por la nueva urbanización
local, como en el caso de la Asociación de Industriales de Arica (ASINDA),
quienes se han visto más conflictuados con las actuales tentativas del Plano
Regulador Comunal, y quienes reflejan en sus discursividades, oponiéndose al
posicionamiento del municipio, un proceso contemporáneo de socializaciones e
imaginarios urbanos transicionales, los cuales optan por reconocer plenamente
en los hechos y las ideas, aunque manifestando sus reparos políticos, frente a
lo que aquí podríamos denominar una nueva “ideología de la ciudad”, que
comienza a delinearse con el caso estudiado, y que en lo concreto se polariza,
cada vez más, entre imágenes de un añorado pasado de bonanza industrial y
fabril, por un lado, y un presente-futuro tendiente a la especulación
inmobiliaria, por el otro. Como si de una gran transición epocal se tratara a
una microescala urbana ariqueña, quisiéramos que esto lo ilustre el propio
testimonio de un miembro de ASINDA, quien otorga claves para comprender el
caso:
“El último cambio que se hizo
en el Plano Regulador fue el año 2009, donde en este sector no se tocó para
nada... (...) Y ahora en esta administración, con este alcalde, se hizo un
plano regulador, eh, bastante, con bastantes cambios... (...) Él quiere
convertir, el, la zona industrial, exclusiva para Arica, a un barrio mixto
...(...) Mixto se entiende, residencial más servicios... (...) [pero esto] No
junta... (...) residencial con industria... (...) no conversan bien ¿ya?... (...)
Este Barrio Industrial... (...) debería de ser un patrimonio cultural de Arica,
porque, en Arica usted ve las fotos muy antiguas, en el 56’ 50’ esta parte que
es la administral que es ahora donde yo me encuentro en mi trabajo en el Barrio
Industrial, em, era un peladero, un desierto ¿ya? Se le entregaron estas,
terrenos a los industriales en su época y ahora es lo que es el barrio
industrial, tuvo una época de esplendor, em, hace hartos años, de ahí estamos
hablando por el año del 72’ 73’ hasta como el 78’ en que había harta industria
automotriz y había harta industria electrónica, eh, había mucho, mucho, digamos
desarrollo había muchas marcas de auto mucha, em, mucha industria
electrónica... (…) Hay gente que quiere especular y que quiere construir acá
edificios ¿y quién los va a habitar? ¿Quién va a trabajar y se va a poder
comprar esos departamentos? Eh, porque el terreno aquí es caro, el terreno a
cada uno de los industriales, a cada una de las industrias se lo van a tener
que comprar y un terreno industrial fácilmente vale 8, 9, 10 UF metros
cuadrados y eso no da para, eh, por ejemplo, eh, bienes sociales, el que me
diga que estos terrenos son para hacer viviendas sociales está mintiendo,
porque no da...(...) Se supone que el plano regulador, que los planos
reguladores tienen una estructura y la primera es una consulta ciudadana y yo
fui, pero ya traían todo cocinado, no era una consulta, era mostrarte lo que
“nosotros” vamos a hacer, y si ustedes ven la primera propuesta de la empresa
asesora que está haciendo el plan regulador, la primera, la que trajo para
consulta ciudadana y ustedes ven la última, es la misma, entonces la consulta
ciudadana no sirvió de nada... (...) (miembro de ASINDA, 51 años, chileno,
enero 2021)
Más
allá de las literalidades que puedan extraerse de un testimonio tan claro como
este, (la asociación libre que contrasta el pasado industrial con el presente
postindustrial, la falta de participación ciudadana en el proceso de
elaboración del Plano Regulador Comunal, y la desconfianza que existe en el
alegato municipal de reconvertir el barrio industrial en zona residencial con
especial inclinación para entregar viviendas sociales), quisiéramos destacar
las ideologías yuxtapuestas que pueden abstraerse del testimonio. Ya que, en los
hechos respectivos a los imaginarios y socializaciones urbanas que del mismo se
desprenden, lo cierto es que con él se avizoran formas transicionales de
comprender y practicar la propia vida urbana que acompaña procesos de
urbanización, y sin los cuales sería siquiera posible prospectar o proyectar la
vida urbana cotidiana, los sentidos y significados que se le otorgan, sus
habitares. En estos sentidos, nos es posible identificar claramente dos polos
de imaginación urbana contrapuestas entre y a través del barrio industrial de
Arica, las cuales comprenden socializaciones urbanas industriales y
postindustriales, pero que, muy lejos de estar “autocontenidas” a la
delimitación del sector en sí, más bien encuentra en plena expansión orbitante
hacia la imaginación de la urbe, entendiéndola de esta forma como un todo
estructurado y estructurante como tal, y que en este caso concreto de estudio
experimenta redefiniciones desde aquí, cual comprobación del tan reconocido
modelo de “anillos urbanos concéntricos”, que señala la gravitante importancia
del “centro industrial” para la urbanización, como si núcleo urbano fuera.
En
esta circunstancia invirtiendo su “naturaleza” o “predeterminación” urbana, por
cuanto aquí tratamos con el último desmantelamiento de la urbe industrial, lo
realmente interesante es cómo el barrio industrial ariqueño representa hoy, en
rigor, una holística nueva imaginación histórica de la urbanización fronteriza,
que ya no se compondría significativamente de tradicionales “límites” o
“hitos”, sino más bien de ondas expansivas de nueva socialización e imaginación
urbana, en que aparecen otras prioridades de la urbanización en sentido
infraestructural, pero sobre todo en términos de vida urbana cotidiana, de
prácticas, significaciones y socializaciones cotidianas, que contrastan
ideológicamente, y de manera conflictiva, con la “nueva ciudad”. Comúnmente
referida mediante el anglicismo de smart city, o “ciudad inteligente”, lo
cierto es que, así entendida, nada raro tiene la prescindibilidad del barrio
industrial, por cuanto hoy no representaría más que una pretérita forma urbana
del modernismo, con modos de vida, fijaciones, y movilidades, muy propias del
industrialismo fabril, en los que, siguiendo el modelo de “anillos
concéntricos”, los trabajadores se ubican a cortas distancias respecto de los
recintos industriales del trabajo, en una tónica cotidiana de conmutaciones con
trayectorias breves, a distancias cortas y caminables. Pero la nueva ideología
urbana de Arica muestra desde acá, por contraste sociológico, una tendencia
distinta, y mejor dicho contradictoria, en la que el novedoso urbanismo
comprendería ahora, como toda tendencia urbana neoliberal, el acrecentamiento
de las trayectorias comprendidas en la conmutación cotidiana, ya que se busca
desplazar la zona industrial de Arica hacia la periferia norte, como último
anillo fabril, de forma que la postindustrialidad local más bien sería
prolongada socioespacialmente, mas no de una forma definitiva, sino más bien
transicional, como también yuxtapuesta, en los hechos, con nueva “centralidad”
residencialista por sobre la tipo industrialista, acrecentándose las tensiones
rítmicas y temporales, literalmente, entre lo uno y lo otro.
Resultando
al menos en un proceso de reconversión urbana holísticamente complejo, aún
resta por discutir en esta nueva “ideología urbana” la propia significación
social, política, económica, e inclusive cultural, que ha recibido la vivienda
neoliberalizada, que por cierto está íntimamente relacionada con el caso de
estudio que aquí tratamos, por cuanto el Plano Regulador apela a reemplazar
industrialidad por residencialidad, y específicamente por una de
características sociales, destinadas a familias vulnerables, en un contexto
chileno en el que, en estricto rigor, no existe infraestructura social de
vivienda, sino más bien un mercado de la vivienda social, enfáticamente
privatizado. Precisamente identificable en el meollo de la desconfianza que se
tiene en ASINDA, lo cierto es que la “vivienda social” en Chile funciona con
varias fórmulas subsidiarias, desde el Estado hacia el mercado inmobiliario, en
la que la primera parte entrega fondos a los segundos (que de paso en Arica
comprende perdones tributarios PEDZE), para que estos últimos ejecuten los
proyectos de vivienda con precios diversificados, de acuerdo a distintas
mediciones de vulnerabilidad social, implicando por tanto un financiamiento
directo a las empresas inmobiliarias para generar capitales inmuebles. De esta
forma, el mercado de los suelos urbanos en Chile está hoy competitivamente
dinamizado por el ala privatizada y el ala “social” del rubro inmobiliario que,
sin embargo, comprende siempre rentabilidades totales y relativas a favor del
empresariado, y que siempre muestra la tendencia a continuar el proceso de
rentabilización urbana, por cuanto la competición por la adjudicación de los
suelos y proyectos de vivienda así lo dicta, acrecentándose el órbita de nuevas
urbanizaciones, y sobre todo en las llamadas “ciudades intermedias”, donde
existen suelos disponibles, que en el caso de una ciudad fronteriza como Arica,
existen precisamente muchos.
El
caso es que, por lo tanto, en Chile, como en la propia urbe ariqueña
contemporánea, el mercado de la rentabilidad urbana se acrecienta al mismo
tiempo que lo hace, pues, la nueva “ideología de la ciudad”, más “democrática”, con más “vivienda social”, cuando
en los hechos la tendencia urbanizadora indica que esta tipología de viviendas
se ubican hacia las periferias de la urbe, en sectores ariqueños sub-urbanos
ubicados, espacialmente, en situaciones y circunstancias de escaso equipamiento
y conectividad. Si bien aquí no es nuestro propósito referirnos a esta
particular tendencia, la cual ha sido bien detallada en otras instancias
(Hidalgo, González, Vergara y Alvarado, 2020), el punto que buscamos destacar
es la yuxtaposición contemporánea de imaginarios urbanos transicionales que,
observables concretamente en el caso de estudio abordado, pueden ya abstraerse
como un órbita cualitativamente significativa para la urbe local, que esto se
encuentra íntimamente relacionado con una nueva “ideología urbana”, dinamizada
en un contexto también muy dinamizado de creciente rentabilidad urbana, y que
todo ello avizora nueva formas de comprenderse la equidad e inequidad urbana,
desde lo más “concreto” o “infraestructural”, hasta lo más “significativo” o
“cultural”.
Precisamente,
a aquellas últimas comprensiones quisiéramos referirnos a continuación,
destacando cómo es que el conjunto de lo abordado anteriormente se sintetiza,
socioespacialmente, en nuevos fenómenos urbanos de la vivienda y la vida
cotidiana, particularmente en sectores adyacentes y circundantes al barrio
industrial de Arica, donde al parecer las equidades e inequidades se encuentra
tensionadas más que nunca, en un contexto socioeconómico en que el mercado
inmobiliario gana protagonismo, mientras que lo “público” o “estatal” se
relega, cada vez más, a un rol secundarizado.
EQUIDADES E INEQUIDADES SOCIOESPACIALES: DE LA IDEOLOGÍA URBANA A LA
VIDA COTIDIANA
Los
impactos de los procesos de urbanización sobre la vida urbana cotidiana
constituyen el punto de partida del urbanismo crítico contemporáneo, sobre todo
a partir de la idea lefebvriana sobre “producción del espacio” y sus varias
implicancias. En este sentido, la vida urbana cotidiana se compone de una
tridimensionalidad espacial, material, social, e imaginaria, en que estas
partes no pueden ser disociadas. Siguiendo esta particular comprensión del
espacio, los indicadores cualitativos que hasta aquí hemos descrito, referentes
a la infraestructura del barrio industrial de Arica, demanda ser ahora
comprendida y complementada con las de su localización urbana, aunque en un
sentido mucho más complejo que la mera idea euclidiana del fisicalismo,
avanzando un paso más hacia su composición a-literal, referencial, es decir
contextual. Así pues, lo cierto es que la infraestructura del barrio
industrial, en términos precisos, abarca una órbita que se extiende hasta los
estanques petrolíferos Sica-Sica de Arica, hacia el sector extremadamente
vulnerable de Cerro Chuño, cual es toma de terreno, y además hacia los lindes
este y oeste que tocan con calle Capitán Ávalos y Santa María. Esto quiere
decir, entonces, que la infraestructura del barrio industrial aquí inquirido se
compone, más bien, de extensiones urbanas conectivas con el oriente boliviano
(desde donde viene fluyendo combustible por extenso víoducto que atraviesa
Arica), de extensiones urbanas conectivas con todo Latinoamérica (pues la toma
de Cerro Chuño se compone en su mayoría de migrantes avecindados en Chile en
últimos años), y de extensiones conectivas con funciones comerciales y
residenciales de toda la urbe, puesto que las calles arriba referidas son
asistidas por los ciudadanos con dichos fines.
En
términos sociales e imaginarios, de lo anterior se desprende que, en
conclusión, cualquier modificación infraestructural que se proyecte, o que se
requiera hacer, pues, del barrio industrial de Arica, afectaría en los hechos a
todo aquel contexto referido, de forma que, si en efecto se concreta la
transición residencial de este sector particular, las nuevas viviendas convivirían
entonces con todas aquellas funciones y cualidades, lo cual de por sí ya se
presenta desafiante en términos de solución vial e ingenieril, pero sobre todo
en términos de convivencias y vida cotidiana, sus idearios y prácticas.
¿Conviviría todo un sector residencial con los necesarios y constante tránsitos
de los camiones bolivianos que deben transportar combustibles y almacenar sus containers?
¿O es que también serán removidos de su lugar los estanques Sica-Sica, habida
cuenta de la evidente peligrosidad involucrada en la convivencia civil con sus
combustibles? ¿En qué términos de apreciación socioespacial urbana se
emplazaría la residencialidad, habida cuenta de imaginarios locales
contemporáneos que comprenden los alrededores del barrio industrial bajo
nociones delictuales, asociados con la migración? ¿Basta pues, en estos
términos, con la sola modificación socioespacial de este barrio, para concretar
una nueva “ideología urbana” de la postindustrialidad más inclusiva, o se
requiere, más bien, problematizar seriamente las equidades e inequidades
urbanas, que, por ahora, y aún en la hipótesis de la reconversión, restarían
aún por ser resueltas?
Nuestra
etnografía nos permite contestar anticipadamente que sí a esta última cuestión,
ya que existe indicadores materiales, sociales e imaginarios que pudimos
identificar como unos intrínsecamente relacionados a equidades e inequidades
urbanas, y que nos parece muestran complejas tendencias a la postergación de su
resolución, sobre todo en circunstancias donde la presencia pública del Estado
brilla por ausencia, y donde en cambio el mercado inmobiliario toma un gran
protagonismo presencial. En estos sentidos, bastaría con llamar la atención
sobre la peligrosa convivencia vial que hoy comprenden los inmediatos
alrededores hacia el este del barrio industrial, a lo largo de la calle Capitán
Ávalos, donde los camiones de combustible boliviano transitan cotidianamente a
través de una amplia zona residencial, compuesta por conjunción casi inmediata
o contigua de los sectores Población Chile y Cabo Aroca, en irrisorias
condiciones de luminosidad por las noches, en embotellamientos constantes de
vehículos motorizados de baja escala y los de alta capacidad industrial, con
presencias intermitentes de pavimentación en mínimas condiciones transitables,
con dificultades evidentes para la caminata, y sobre todo para el tránsito
cotidiano de transportes alternativos, población adulta mayor, y de movilidad
reducida. Bastaría también con observar hacia la conjunción de Capitán Ávalos y
Renato Roca, desde donde se comienzan a emplazar los sectores de Cerro Chuño y
Silva Henríquez, a partir de lo cual nuevamente de evidencia la pobre
mantención de luminaria pública, además de constantes roturas de matrices
hidráulicas, que se conjugan para otorgar una atmósfera de sub-urbanización
crítica, habida cuenta de ubicarse ambos sectores, por lo demás, en las
inmediatas zonas aledañas al conocido sector “F” de polimetales. Y bastaría con
observar, otra vez, que la peligrosa ciclovía extendida por Renato Roca,
bordeando el linde norte del barrio industrial, y conduciéndonos hasta Santa
María, se origina y decanta, pues, independientes de su inicio o final, en
zonas de altísimo tráfico, una rotonda y un viraje de tres tiempos,
respectivamente, que aún muestran evidente primacía de transportes
automovilísticos por sobre transportes alternativos.
Mientras
ocurre todo esto, no obstante, la edificación del nuevo condominio PACAL sigue
su curso en las propias inmediaciones del sector “F” y del barrio industrial,
como indicando, o sugiriendo, que la nueva escala de la verticalidad urbana
distancia, en términos literales y metafóricos, lo que “fue” y lo que “será”,
lo “viejo” y “nuevo”, e inclusive lo “contaminado” de lo “sano”, en un complejo
panorama significativo. Transversalmente yuxtapuesto todo, así, entre la
ideología urbana y la vida cotidiana, cuando menos resulta posible afirmar que
en Arica la equidad y la inequidad urbana se están redefiniendo entre y a
través de su barrio industrial; y que lo están haciendo en razón específica de
la transicionalidad epocal en la que hemos insistido hasta acá, entre el
postindustrialismo y el neoliberalismo urbano, entendidos como el término de la
primacía estatal por la planificación urbana y su reemplazo progresivo por la
primacía del mercado, que en este caso incluso adquiere carácter urbano “paleativo”,
por cuanto ofrece —como también lo hace el mercado inmobiliario a escala
planetaria—, reparar o sopesar ineficacias administrativas del sector público
en la gestión urbana, incapaz de planificar, reconvertir, dinamizar, reactivar,
y re-espacializar lo “urbano” —y en el caso ariqueño específico que aquí
tratamos—, incapaz de “des-contaminarlo”. Como si un crítico prolegómeno urbano
fueran los alrededores del barrio industrial, nos parece que hoy en día resulta
evidente que la transición epocal definitiva de Arica —entre “pasado” fabril y
“futuro” postfabril—, tomará forma y lugar desde estos lares, aunque
proyectándose como una creciente agudización de las contradicciones urbanas,
donde ideologías y circunstancias cotidianas de la equidad e inequidad
socioespacial quedarán pendientes de resolver por un tiempo más, o al menos
hasta que el mercado inmobiliario así lo decida plenamente, habida cuenta de
una nueva capacidad de producción espacial que ha inaugurado entre y a través
del barrio industrial de la urbe, donde muestra capacidades transformativas
incluso tendientes a la gobernanza urbana.
Sea
como sea, lo cierto es que estas capacidades superan a las del Estado en
términos de gestionar, o liderar, los propios términos por los que se están
redefiniendo las equidades e inequidades urbanas en Arica, ya en términos
ideológicos y materiales; y que quizás sea este su signo más claro de
transición epocal entre la postindustrialidad y el neoliberalismo, entre
“pasado” y “futuro”, entre lo “viejo” y lo “nuevo” de ella. Otorgando así
novedad a una vieja metáfora otrora construida por Neil Smith (1996), creemos
que el barrio industrial de Arica se está reconviertiendo, mutatis
mutandis, en una nueva “frontera urbana”
local, desde y a través de la cual se están tejiendo nuevas materialidades,
socializaciones e imaginarios de lo “urbano”, y lo “fronterizo”, lo que a
continuación quisiéramos analizar en claves más hipotéticas y conclusivas,
específicamente referidas a la gobernanza urbano-fronteriza que se avizora en
Arica.
COMENTARIOS CONCLUSIVOS PARA SEGUIR INVESTIGANDO LA URBANIZACIÓN
FRONTERIZA
En
este artículo, hemos querido destacar contradicciones urbanas contemporáneas
que, a partir de su localización específica en inmediaciones del llamado barrio
industrial, están dinamizando una importante transición epocal, y por cierto
también socioespacial, entre postindustrialismo y neoliberalismo
urbano-fronterizo en la ciudad de Arica. En este sentido, hemos procurado
abordar dicha transición desde claves analíticas marxistas, además de una
metodología etnográfica, lo que nos permitió identificar críticamente las
dimensiones materiales, sociales e imaginarias, comprendidas en el caso de
estudio abordado, entendiéndolo como un contexto circundado de complejas
producciones espaciales contemporáneas de la ciudad en que se inscribe, en las
que se evidencian nuevos protagonismos del mercado inmobiliario en este
aspecto, mientras por su parte el “Estado” o lo “público” de la gestión urbana,
se retrotraen, o más bien asumen condiciones relegadas a un papel subsidiario o,
asimismo, ausente respecto de ello, toda vez que su participación se restringe
a financiar la urbanización de “viviendas sociales” rentables para el mercado,
o también a promover la implementación de un nuevo Plano Regulador Comunal,
siendo ambos tipos de participaciones unas incapaces de resolver el campo de
las equidades e inequidades.
Pero
fuera de los antecedentes e indicios que aquí quisimos exponer y problematizar,
creemos que nuestra etnografía permite abstraer nuevas inquietudes
investigativas referentes a los procesos contemporáneos de la urbanización
fronteriza ariqueña, aunque también referentes a los posibles impactos que ello
pueda tener en términos territorialmente más extensivos, inclusive hacia el
lado peruano y boliviano del trifinio andino, en el entendido que la
urbanización siempre constituye un proceso de conectividad socioespacialmente
diversificado, que en el contexto fronterizo inquirido adquiere complejidades
propias y particulares, en sentido socioeconómico y político. En este orden de
cosas, nos parece interesante destacar que el barrio industrial de Arica se emplaza
hoy, y será emplazado también mañana por
efectos del nuevo Plano Regulador Comunal, en circunstancias directamente
relacionadas con variadas movilidades laborales de ciudadanos bolivianos y
peruanos que orbitan entre y a través de la urbe local, habida cuenta que los
estanques petrolíferos Sica-Sica constituyen sus adyacencias, como así mismo
podrían constituirlas los hitos de urbanización más sureños de Tacna, en el
evento de emplazarse definitivamente la industrialidad local en dirección norte
(ZEAL-1), lo que comprendería una nueva forma de urbanización fronteriza mucho
más próxima al Perú, abriéndose posibilidades de acaso incentivar nuevas
conmutaciones transfronterizas, o así mismo nuevas dinámicas migratorias de
peruanos con residencialidades periféricas en Arica.
Sea
como sea, lo cierto es que el caso del barrio industrial de Arica posibilita
nuevas apreciaciones y análisis críticos sobre procesos contemporáneos de
urbanización fronteriza chilena, y sur andina, constituyendo escenario
privilegiado para su estudio, y sobre todo para la elaboración de nuevas
hipótesis sobre su eventual devenir futuro, en circunstancias donde los
desafíos de la gobernanza urbano-fronteriza se complejiza. En este sentido, y
entendiendo la gobernanza como acuerdos y/o consensos generados entre
gobernantes, y gobernados, para gestionar la vida cotidiana en sociedad común,
creemos que la escala urbano-fronteriza constituyen una dimensión particular de
esto, en la que se requieren y requerirán renovados esfuerzos por comprenderla
y gestionarla, habida cuenta de un nuevo contexto local-global en que ello se redefine
rápidamente, y donde esto ocurre además en términos globalizados, con nuevos
ribetes y bemoles. Si bien estos aspectos superan ahora los estrictos
propósitos que aquí hemos fijado, nos disponemos de antemano a sugerir la
pertinencia y contingencia de estos debates, comprometiéndonos a seguir indagando
tal materia específica en próximas instancias.
REFERENCIAS
Artaza, P. (2018). La producción social del
espacio salitrero tarapaqueño durante el ciclo de expansión: entre la sociedad
patronal de control social y la resistencia de la sociedad pampina. Revista Tiempo Histórico, Universidad de
Humanismo Cristiano, Santiago de Chile, (9), p. 47-84.
Brenner, N. (2011). The urban question and the scale question.
Some conceptual clarifications. En Nina Glick-Schiller y Ayse Caglar (eds.), Locating migration, rescaling cities and
migrants (pp. 23-41). Cornell University Press.
Brenner, N. (2013). Tesis sobre la urbanización planetaria. Revista Nueva Sociedad, Friedrich Ebert
Stiftung, (243), p. 38-66.
Brenner, N. (ed.). (2014).
Implosions/explosions. Towards a study of
planetary urbanization. Editorial Jovis.
Gluckman, M. (1958). Análisis de una situación social en Zululandia moderna. Manchester University Press.
Gravano, A. (2016). Antropología de lo urbano. Editorial LOM.
González, S. (2002). Hombres y Mujeres de la pampa. Tarapacá en el
ciclo de expansión del salitre. LOM.
González, S. (2004). La lixiviación cultural del
hombre y el desierto (1830-1930): la transformación del desierto en pampa y el
enganchado en pampino. Revista Polis,
(9), 1-8.
González, S. (2009). El norte grande de Chile. La definición
histórica de sus límites, zonas y líneas de fronteras, y la importancia de las
ciudades como geosímbolos fronterizos. Revista de Historia Social y de las
Mentalidades, (13), 1-25.
Gregory, D., Johnston, R., Pratt, G., Watts,
M. y Whatmore, S. (2009). The dictionary of human
geography. Willey-Blackwell Press.
Gupta, A. y Ferguson, J. (2008). Más allá de la “cultura”: espacio, identidad
y las políticas de la diferencia. Revista
Antípoda, (7), 233-256.
Harvey, D. (1977). Urbanismo y desigualdad social. Siglo Veintiuno editores.
Harvey, D. (2001). Spaces of
capital. Routledge
Press.
Harvey, D. (2011). Le capitalisme
contre le droit a la Ville. Néolibéralisme, urbanisation, résistances. Éditions Amsterdam.
Harvey, D. (2013). Rebel cities.
From the right to the city to the urban revolution. Verso Press.
Harvey, D. y Smith, N. (2008). Capital financiero, propiedad inmobiliaria y cultura. Contratextos.
Hidalgo, R., González, M., Vergara, C. y
Alvarado, V. (2020). Vivienda y urbanización en la ciudad de Arica: costa, desierto e
integración subsidiaria en la frontera norte de Chile (2000-2019). Diálogo Andino, (64), 225-242.
Ilustre Municipalidad de Arica. (2017). Modificación plan regulador comunal de Arica. Ilustre Municipalidad de Arica.
Instituto Nacional de Estadísticas. (2019). Parque de vehículos en circulación 2018. Instituto Nacional de Estadísticas,
Dirección Regional de Arica y Parinacota.
Lefebvre, H. (1974). La production de l’espace. Editions Anthropos.
Lefebvre, H. (2013). La producción del espacio. Editorial Capitán Swing.
Marcus, G. (2001). Etnografía en/del sistema mundo. El
surgimiento de la etnografía multilocal. Revista
Alteridades, (22), 111-127.
Ruiz, M. y Aguirre, G. (2015). Etnografía virtual, un
acercamiento al método y a sus aplicaciones.
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, (41), 67-96.
Smith, N. (1996). The new urban frontier. Gentrification and the revanchist city. Routledge.
Smith, N. (2002). New globalism, new urbanism: gentrification
as global urban strategy. En N. Brenner y N. Theodore (eds.), Spaces of neoliberalism, urban restructuring
in north America and western Europe (pp. 80-103).
Blackwell Publishers.
Smith, N. (2008). Uneven development. Nature, capital and the production of space. The University of Georgia Press.
United Nations. (2019). World urbanization prospects. United Nations.
Valdebenito, F. (2017a). Movilidad y espacialidad en la (trans)frontera tacno-ariqueña. Sur peruano y norte chileno. Revista Si Somos Americanos, (17), 39-63.
Valdebenito, F. (2017b). La producción espacial de la frontera
norte de Chile (1885-1930): un debate inconcluso. Revista Límite, (38), 39-49.
Valdebenito, F. (2018a). Capitalismo, espacio y geografía en la
frontera peruano-chileno contemporánea (segunda década del
siglo XXI): hacia una escala de la urbanización fronteriza tacno-ariqueña. Revista Chilena de Antropología, (37), 287-309.
Valdebenito, F. (2018b). La cuestión urbana,
la cuestión escalar y la cuestión fronteriza: el espacio fronterizo
Tacno-ariqueño (sur peruano y norte chileno) de cara al futuro. Revista Arquitek, (14), 24-32.
Valdebenito, F. (2019). Capitalismo y geografía en la frontera
peruano-chilena contemporánea: hacia una escala de la urbanización
tacno-ariqueña. En Fernando Carrión y Francisco Enríquez Bermeo (eds.), Dinámicas transfronterizas en América
Latina: ¿de lo nacional a lo local? (pp. 19-40). Organización
Latinoamericana y del Caribe de Ciudades Fronterizas, OLACCIF.
Valdebenito, F. (2020). Redefiniendo la historicidad. Hacia una nueva
gobernanza fronteriza Tacno-ariqueña (Perú-Chile, siglo XXI). Revista Aldea Mundo, (50), 1-24.
Valdebenito, F. y Navarro, K. (2019). Transformación, reescalamiento y desigualdad
urbana contemporánea en Arica (Chile): la toma de terreno Cerro Chuño como caso
de (in)justicia espacial. RUMBOS TS, (19), 145-172.
Vicuña, J., Lube, M., Pérez, C. y Rojas, T.
(2015). Características
económicas y sociodemográficas de la Región de Arica y Parinacota. En J. Vicuña
y T. Rojas (eds.), Migración en Arica y
Parinacota. Panoramas y tendencias de una región fronteriza (pp. 37-48).
Universidad Alberto Hurtado.
[1] Antropóloga Social por la Universidad de Tarapacá (Chile).
[2] Antropólogo
Social por la Universidad de Tarapacá (Chile). Doctor en Antropología e
Historia por la Universidad Católica del Norte (Chile) y la Université
Sorbonne-Nouvelle París (Francia).
[3] Tesis de
grado en Antropología “El derecho a la ciudad en la Frontera Norte de Chile: un
estudio etnográfico digital del barrio industrial de Arica” de Katia Sánchez, y
tesis doctoral de doble titulación internacional en Antropología e Historia
“Minas, migración y espacialidad urbana en el desierto de Atacama
(1885-actualidad). Un estudio comparado sobre cultura urbana en los puertos de
Iquique y Arica” de Felipe Valdebenito.
[4] Las
informaciones que aquí presentamos han sido recogidas y tratadas mediante técnicas
y modalidades etnográficas variadas que han incluido, en general, concepciones
multi-localizadas de la relación entre espacio y cultura, entendiéndola como
una crecientemente dinámica y conflictiva, en el contexto global contemporáneo
(Marcus, 2001). Estas concepciones fueron retroalimentadas mediante
recolecciones digitales de información urbano-fronteriza pertinentes para el
caso de estudio aquí abordado, incluyendo recopilaciones de entrevistas y
bibliografías y acontecimientos varios, que comprendemos como producciones
digitalizadas de cultura (Ruiz y Aguirre, 2015).
[5] Considerando al Plano Regulador Comunal como el principal instrumento
de regulación y ordenamiento urbano para la escala municipal en Chile.
[6] Llamado también Tratado de Paz y Amistad, delimita las fronteras
territoriales entre Chile y Bolivia después de la guerra del Pacífico, en que
Bolivia cede a perpetuidad el litoral de Antofagasta a favor de Chile,
estipulándose, entre otras cosas, el compromiso estatal chileno de reparar dicha
mediterraneidad boliviana a través de facilidades y garantías de tránsito para
las exportaciones bolivianas a través del puerto de Arica.